viernes, 18 de octubre de 2013

Lectura de "Una novelita lumpen", por Roberto Bolaño.

       

     Ciento cincuenta páginas de un Bolaño que nos es ya tan familiar(personajes que se dejan llevar por la corriente, huérfanos e incapaces de tomar las riendas de sí mismos de manera racional y metódica, dejados al azar de sus sentimientos y circunstancias) y a la vez desconocido(estimula a preguntarse sobre las diferencias entre las otras obras que ha publicado y ésta, a intentar descifrar si realmente fue solamente un esfuerzo por dejarle a sus hijos una seguridad económica antes de morir, una especie de moraleja para los mismos -moraleja sobre la escritura y acaso también en el mismo libro- o si acaso hay algo más).
     Son dos hermanos los personajes centrales. Una chica y un chico italianos que se han quedado sin padres tras un accidente automovilístico. Viven en Roma. El plan original -según la solapa del libro y la razón del viaje de Bolaño a Roma- era explorar una ciudad a través de la perspectiva literaria; Bolaño nos da una ciudad que no aparece en la novela sino en forma de calles, de caminatas y más que nada a través de ausencias: la falta de quién se haga cargo de los jóvenes, falta de la aparición de un aparato ético en sus amistades, la denunciación silenciosa del aislamiento de los jóvenes y sus conscuencias, etc.
     A razón de intentar desenmascarar la temática de la novela, se nos aparece la realidad: el tema no es la ciudad. Con la experiencia que tenemos, no podemos esperar de Bolaño una escritura sin táctica, sin objetivos latentes -mas descifrables-. De él, sin embargo, no se puede hablar de francotirador, de escritor solitario. Se movió junto con otros para generar un contenido. Pero se ajusta tan bien a la respuesta de la pregunta: ¿Les deja el escritor a sus dos hijos una enseñanza moral? ¿una especie de moraleja? Quizá; pero no sabremos si puedan descifrarla. En todo caso, quienes leen a Bolaño no son solamente sus hijos, sino también y más que nadie: extraños, lectores lejanos. Y al abrir el libro, antes de iniciar la lectura de la novela, estampada la dedicatoria: Para Lautaro y Alexandra Bolaño.
     En aquél instante, mientras escribió esta novelita lumpen, Roberto Bolaño se sabía cercano a la muerte. No me parece creíble una vertiente de la realidad en la cual él no hubiese ya anticipado la venidera encapuchada a llevárselo, ni tampoco un tiempo de consciencia ante la muerte en el cual sus acciones sean las del depresivo(aquél que entra en su cama y ya no sale de ella, permanece en silencio y piensa que su vida no tiene sentido -esto era una faceta demasiado conocida ya para Bolaño, cuando apostó su vida a la escritura y estuvo encerrado en una cabaña, enviándole cartas a Enrique Lihn diciéndole que probablemente se iba a suicidar-. Pues mi vida no tiene sentido, se diría Bolaño, la de mis hijos quizá sí. Comprendería entonces que su tiempo ha terminado, que le toca a una generación distinta desplegarse en el mundo. Basta con ir leyendo sus libros en orden cronológico inverso para entender más o menos el origen ideológico de Roberto Bolaño. En una de sus interpretaciones, es la vertiente literaria que Carlos Fuentes no aceptó. Si Octavio Paz era la figura de las Letras en México en la juventud de Bolaño, al ser él un adulto fue la figura de Carlos Fuentes; y ninguno de los dos anteriores anticipa la existencia de esta generación de transición: Juan Villoro, Roberto Bolaño, Mario Santiago Papasquiao. Son ellos una escritura que ocurre bajo la sombra del gran árbol Carlos Monsivais(hipótesis -al no mencionarlo, le dan énfasis). Eternos rebeldes, ¿rebelándose ante qué? ¿rebelándose ante quién? Contra el mismísimo acto de escribir -entre otras cosas, puesto que escriben-:

"
Toda escritura es una marranada.
Las personas que salen de la nada intentando
precisar cualquier cosa que pasa 
por su cabeza, son unos cerdos.

Todos los escritores son unos cerdos.
Especialmente los de ahora.
"
Antonin Artaud

     Esto lo dice Artaud en otro tiempo, desde otro contexto. "Una novelita lumpen" lo trae de vuelta, lo actualiza e impone a un contexto distinto, al de la vida de un joven Bolaño que se traslada de Chile a México y a España. Un escritor que lee, en México, a los escritores que han de permanecer, supuestamente. Un escritor que ve en ellos una marranada. ¿Y por qué Bolaño no sería un cerdo? No creo que se haya excluido. Aquí estamos diciendo cerdos en la forma despectiva de la palabra, no en el contexto que la da Dalí al cerdo(el buen sentido de la palabra): siempre seguir hacia adelante, a pesar de todo. Un cerdo aquí, es más bien, alguien que mejor debiera guardar silencio. Un ser despreciable. Un ser a quien se le odia. Un cerdo, aquí, es el enemigo. La literatura en México se había transformado en una especie de sustancia sagrada, producida únicamente por las arañas elite, de quienes se tenía la fantasía de que toda su tinta valía más que la ceda de un gusano japonés para producir eventualmente algún bellísimo kimono. Bolaño es parte de la estirpe de gusano mutante que no tolera ya esa noción de escritores sagrados o consagrados, esa noción que tal vez por marketing u otras razones seducen a cualquiera que se pasea por una librería a elegir un libro de un escritor conocido que el de uno desconocido -Aira lleva esto a sus últimas consecuencias previsibles-.
     "Le tele y el vídeo ocupan un lugar importante en esta historia." Nos dice Bianca, quien tras la súbita muerte de sus padres, se queda sola con su hermano en el apartamento en que vivía con sus padres, según la solapa del libro: descendiendo a los infiernos. Para la temporalidad de la novela, los videoclubs seguían vigentes. Salir de casa y rentar una película en VHS era un hacer ordinario. Si en el pasado a la imaginación y la capacidad para pensar se les daba un valor importantísimo, ya con la aparición en masa de la televisión lo que ocurre es más bien que la transición del pensamiento abstracto y la imaginación empieza a desplazarse más bien a la instauración de imágenes venidas por películas, por guiones, por imágenes para ocupar el lugar del pensar, en sustitución del pensar. Los escritores, en un principio y en el siglo XVIII, por ejemplo con Balzac -quizá en algún punto influenciados inevitablemente por el teatro, residuo arcaico de los griegos-, empezaron por intentar poner la realidad en palabras, reducir la infinita realidad o parte de ella en un cuento o una novela: palabras; y luego la reducida realidad que crearon intentó imponerse como realidad para con el cine(basándose muchos guionistas en obras literarias); finalmente el cine, la televisión y la imagen intentan ahora definirnos a nosotros -cuando la realidad debiera ser más bien lo que nos empuje a definirnos- ¿Y no es real la imagen? El hombre que hoy deambula nuestra sociedad está definido por el cine, por la imagen, por inquietudes que no son suyas -y se las fueron instaurando desde niño con caricaturas, con películas para adultos que por darles esa calificación de "para adultos", optó por ver a escondidas, todo un repertorio ideológico generado por una compañía americana llamada Disney, la pornografía, etc: problemas que no correspondían a su época ni a su geografía -pero que los cables de cobre que tan bien se ajustan a la parte trasera del televisor los volvieron parte de su realidad-. Habría que preguntarse, ¿a qué lado del cable le conviene más que exista ese cable? ¿al espectador pasivo en casa que mira la pantalla o al creador del contenido?
     Los grandes imitadores realizan la magia de no ser descubiertos en la imitación, en la expresión que la confunde: moda. ¿Qué es moda sino imitación? Imitemos a las plantas, por ejemplo, y estemos a la moda realizando la fotosíntesis. Eso no nos lo enseña el cine todavía, no está dentro del campo de sus posibilidades. Pero nos enseña, como a Bianca y a su hermano, a ser unos imbéciles. Nos enseña a permanecer sentados mirando una pantalla luminosa desde la cual la información que nos llega nos define, y decimos ¡oh, claro que no me define, yo me defino a mí mismo! ¿Y cómo has de definirte sin pensarte? Como Bianca, ¿cómo has de imaginar una relación sexual que no involucre las marranadas pornográficas que ve su hermano frente a ella sin enfrentar la realidad, así, de frente y directamente, sin haber ya contemplado cómo lo hacen dos actores que fingen, que buscan vender su VHS? 



     Es por el vídeo, me parece, que Bianca, sin darse cuenta, cae en el entendimiento de que prostituirse no está tan mal. Entiende perfectamente lo que ocurre; y a la vez no le importa, y no le importa porque no se ha definido a sí misma. "y no podía creer que fuera de noche todavía, que esa incandescencia fuera la noche. Daba lo mismo cerrar los ojos o mantenerlos abiertos."
     La diferencia entre Bianca y su hermano: "La familiaridad, a mi pobre hermano, le hacía bien. A mí, por el contrario, me gustaba entrar en lugares desconocidos." La contra propuesta del vídeo es la experiencia. El ir a lugares desconocidos. Pero, ¿son tan desconocidos cuando quien te lleva a ese lugar desconocido lo hace porque viene del vídeo? ¿No está ejecutando, más bien, una improvisación forzada de lo que vio? ¿No intenta hacer coincidir una ficción en la realidad sin considerar las consecuencias? "Dijo que en cierta forma la gente no se equivocaba. Aunque nos parezca tonta, la gente nunca se equivoca. Aunque la despreciemos, y en ocasiones con razón, la gente nunca se equivoca. Ésa es nuestra condena, dijo." Amarrados al tiempo, no es posible cometer errores. Sólo un Dios que puede volver sus pasos atrás y disponer de todos los recursos como para empezar de nuevo puede cometer un error y resolverlo, sin improvisar ya, sino actuando con experiencia. 

     "Ahora sé que la cercanía no existe. Siempre alguien tiene los ojos cerrados. Uno ve cuando el otro no ve. El otro ve cuando uno no ve. Sólo una madre puede estar cerca, pero eso entonces era lo desconocido. Inexistente. Sólo existía el espejismo de la cercanía." / "Mi actitud, lo sé ahora, era la de alguien que tenía los ojos abiertos, mientras mi hermano y sus amigos vagaban por lugares reales o imaginarios con los ojos cerrados. Tener los ojos abiertos, por otra parte, equivalía a consumirse. Me consumía." Entiéndase esto como: quienes tienes los ojos cerrados son los que ven la televisión, quienes vagan por lugares reales o imaginarios con los ojos cerrados; ella entraba en la realidad, la que nos da el sol y no la electricidad. Esa realidad que consume, se consume, nos consume. "tal como dice la canción de Luciano Marchetti: "Somos pájaros en la tormenta, nadie lo experimenta." / "Aunque yo creo que hay gente, gente muy desdichada o con muy mala suerte, que sí se da cuenta de ello. Lo mejor es no pensar en esas cosas. Pasan, nos rozan, se van, o pasan, nos rozan, nos envuelven, y lo mejor, siempre, es no pensar. Pero yo pensaba,"

     A veces se vuelve lamentable comprender la propia circunstancia, en la cual, por ejemplo, se rechaza la noción del hombre íntegro, en un medio ambiente a su escala, trabajando así y realizándose así; no ya dentro de la noción ordinaria en la cual un rascacielos es un bien y no un mal, una noción en la cual quien trabaje más por menos es superior por definición capitalista y bienestar económico: consecuencias lógicas de una aberración. Se manifiesta patética la forma en que una joven es capaz de ir contestando un exámen pseudopsicológico que parece más un intento por ajustar al hombre a un modelo prefabricado de cómo ha de ser y si acaso ya está en el modelo. "La revista se llamaba Donna Moderna y era la primera vez que la veía. Cuando me fui a casa me la llevé y respondí el test." La vara con la que se van midiendo estos dos huérfanos es la impuesta por las reglas de los ingresos monetarios. Por ello mismo, se les vuelve impensable transferirse a otro modo de vivir, otro modo de operar. Leído desde un mundo utópico, el pensar en alguien que se transforma en criminal se vuelve lastimoso y absurdo, no obstante, es lo que de continuo ocurre en nuestro mundo: "Las noches seguían siendo claras y diáfanas, pero yo estaba dejando de ser una huérfana y comenzaba a internarme en un territorio aún más precario donde no tardaría en ser una delincuente." Lo que finalmente vamos comprendiendo en cierta medida es cómo Bianca no está del todo involucrada, es decir, intuye que algo anda mal pero no sabe qué. Aquí es donde la pluma de Bolaño se manifiesta genialmente no denunciando nunca a la ciudad como la culpable. La ciudad fue lo que hizo a Bianca pensar: "En el fondo sabía que lo más viable era ser puta." A pensar como muchos de los personajes que viven en grandes ciudades y que Bolaño los hace decir que les da igual: "No sé si se lo creyeron o no. A mí me daba igual." A un ser humano íntegro no pudiera darle igual. Estos personajes añoran dejar de ser rotos, de andar en un hábitat que les impide manifestarse enteramente como seres humanos. Mas para lograr entender eso, lo importante en primera instancia, desde la perspectiva de los jóvenes, sería ir adquiriendo experiencia. "Comencé a ir dos veces a la semana a su casa de via Germanico." -Una italiana yendo a una casa que se encuentra en una via llamada Germanico. (no-alemana a espacio alemán)." Bianca se vuelve puta exclusiva de un actor italiano de antaño, un tipo ya viejo y ciego(los ciegos siempre significan algo más que su ceguera). "Pensaba que tenía que buscar un sitio adonde ir, tenía que procurarme un alojamiento, un nuevo trabajo, tenía que hacer cosas y no morirme." Roma tenía un propósito para Bianca, y no era su bienestar. Naturalmente, Roberto Bolaño debía cerrar dejando la pista de que algo ocurre, pero no se lo puede medir científicamente. Un poco como el deprimido que intenta buscar su depresión en una biometría hemática; los valores del estudio pueden salir bien, mas eso no significa nada para el radar del bienestar del hombre:  "en el exterior aún persistía la tormenta, una tormenta que no estaba localizada sobre el cielo de Roma, sino en la noche de Europa o en el espacio que media entre planeta y planeta, una tormenta sin ruido y sin ojos que venía de otro mundo, un mundo que ni los satélites que giran alrededor de la Tierra  pueden captar, y donde existía un hueco que era mi hueco, una sombra que era mi sombra."


O.G.C.