viernes, 18 de octubre de 2013

Lectura de "Una novelita lumpen", por Roberto Bolaño.

       

     Ciento cincuenta páginas de un Bolaño que nos es ya tan familiar(personajes que se dejan llevar por la corriente, huérfanos e incapaces de tomar las riendas de sí mismos de manera racional y metódica, dejados al azar de sus sentimientos y circunstancias) y a la vez desconocido(estimula a preguntarse sobre las diferencias entre las otras obras que ha publicado y ésta, a intentar descifrar si realmente fue solamente un esfuerzo por dejarle a sus hijos una seguridad económica antes de morir, una especie de moraleja para los mismos -moraleja sobre la escritura y acaso también en el mismo libro- o si acaso hay algo más).
     Son dos hermanos los personajes centrales. Una chica y un chico italianos que se han quedado sin padres tras un accidente automovilístico. Viven en Roma. El plan original -según la solapa del libro y la razón del viaje de Bolaño a Roma- era explorar una ciudad a través de la perspectiva literaria; Bolaño nos da una ciudad que no aparece en la novela sino en forma de calles, de caminatas y más que nada a través de ausencias: la falta de quién se haga cargo de los jóvenes, falta de la aparición de un aparato ético en sus amistades, la denunciación silenciosa del aislamiento de los jóvenes y sus conscuencias, etc.
     A razón de intentar desenmascarar la temática de la novela, se nos aparece la realidad: el tema no es la ciudad. Con la experiencia que tenemos, no podemos esperar de Bolaño una escritura sin táctica, sin objetivos latentes -mas descifrables-. De él, sin embargo, no se puede hablar de francotirador, de escritor solitario. Se movió junto con otros para generar un contenido. Pero se ajusta tan bien a la respuesta de la pregunta: ¿Les deja el escritor a sus dos hijos una enseñanza moral? ¿una especie de moraleja? Quizá; pero no sabremos si puedan descifrarla. En todo caso, quienes leen a Bolaño no son solamente sus hijos, sino también y más que nadie: extraños, lectores lejanos. Y al abrir el libro, antes de iniciar la lectura de la novela, estampada la dedicatoria: Para Lautaro y Alexandra Bolaño.
     En aquél instante, mientras escribió esta novelita lumpen, Roberto Bolaño se sabía cercano a la muerte. No me parece creíble una vertiente de la realidad en la cual él no hubiese ya anticipado la venidera encapuchada a llevárselo, ni tampoco un tiempo de consciencia ante la muerte en el cual sus acciones sean las del depresivo(aquél que entra en su cama y ya no sale de ella, permanece en silencio y piensa que su vida no tiene sentido -esto era una faceta demasiado conocida ya para Bolaño, cuando apostó su vida a la escritura y estuvo encerrado en una cabaña, enviándole cartas a Enrique Lihn diciéndole que probablemente se iba a suicidar-. Pues mi vida no tiene sentido, se diría Bolaño, la de mis hijos quizá sí. Comprendería entonces que su tiempo ha terminado, que le toca a una generación distinta desplegarse en el mundo. Basta con ir leyendo sus libros en orden cronológico inverso para entender más o menos el origen ideológico de Roberto Bolaño. En una de sus interpretaciones, es la vertiente literaria que Carlos Fuentes no aceptó. Si Octavio Paz era la figura de las Letras en México en la juventud de Bolaño, al ser él un adulto fue la figura de Carlos Fuentes; y ninguno de los dos anteriores anticipa la existencia de esta generación de transición: Juan Villoro, Roberto Bolaño, Mario Santiago Papasquiao. Son ellos una escritura que ocurre bajo la sombra del gran árbol Carlos Monsivais(hipótesis -al no mencionarlo, le dan énfasis). Eternos rebeldes, ¿rebelándose ante qué? ¿rebelándose ante quién? Contra el mismísimo acto de escribir -entre otras cosas, puesto que escriben-:

"
Toda escritura es una marranada.
Las personas que salen de la nada intentando
precisar cualquier cosa que pasa 
por su cabeza, son unos cerdos.

Todos los escritores son unos cerdos.
Especialmente los de ahora.
"
Antonin Artaud

     Esto lo dice Artaud en otro tiempo, desde otro contexto. "Una novelita lumpen" lo trae de vuelta, lo actualiza e impone a un contexto distinto, al de la vida de un joven Bolaño que se traslada de Chile a México y a España. Un escritor que lee, en México, a los escritores que han de permanecer, supuestamente. Un escritor que ve en ellos una marranada. ¿Y por qué Bolaño no sería un cerdo? No creo que se haya excluido. Aquí estamos diciendo cerdos en la forma despectiva de la palabra, no en el contexto que la da Dalí al cerdo(el buen sentido de la palabra): siempre seguir hacia adelante, a pesar de todo. Un cerdo aquí, es más bien, alguien que mejor debiera guardar silencio. Un ser despreciable. Un ser a quien se le odia. Un cerdo, aquí, es el enemigo. La literatura en México se había transformado en una especie de sustancia sagrada, producida únicamente por las arañas elite, de quienes se tenía la fantasía de que toda su tinta valía más que la ceda de un gusano japonés para producir eventualmente algún bellísimo kimono. Bolaño es parte de la estirpe de gusano mutante que no tolera ya esa noción de escritores sagrados o consagrados, esa noción que tal vez por marketing u otras razones seducen a cualquiera que se pasea por una librería a elegir un libro de un escritor conocido que el de uno desconocido -Aira lleva esto a sus últimas consecuencias previsibles-.
     "Le tele y el vídeo ocupan un lugar importante en esta historia." Nos dice Bianca, quien tras la súbita muerte de sus padres, se queda sola con su hermano en el apartamento en que vivía con sus padres, según la solapa del libro: descendiendo a los infiernos. Para la temporalidad de la novela, los videoclubs seguían vigentes. Salir de casa y rentar una película en VHS era un hacer ordinario. Si en el pasado a la imaginación y la capacidad para pensar se les daba un valor importantísimo, ya con la aparición en masa de la televisión lo que ocurre es más bien que la transición del pensamiento abstracto y la imaginación empieza a desplazarse más bien a la instauración de imágenes venidas por películas, por guiones, por imágenes para ocupar el lugar del pensar, en sustitución del pensar. Los escritores, en un principio y en el siglo XVIII, por ejemplo con Balzac -quizá en algún punto influenciados inevitablemente por el teatro, residuo arcaico de los griegos-, empezaron por intentar poner la realidad en palabras, reducir la infinita realidad o parte de ella en un cuento o una novela: palabras; y luego la reducida realidad que crearon intentó imponerse como realidad para con el cine(basándose muchos guionistas en obras literarias); finalmente el cine, la televisión y la imagen intentan ahora definirnos a nosotros -cuando la realidad debiera ser más bien lo que nos empuje a definirnos- ¿Y no es real la imagen? El hombre que hoy deambula nuestra sociedad está definido por el cine, por la imagen, por inquietudes que no son suyas -y se las fueron instaurando desde niño con caricaturas, con películas para adultos que por darles esa calificación de "para adultos", optó por ver a escondidas, todo un repertorio ideológico generado por una compañía americana llamada Disney, la pornografía, etc: problemas que no correspondían a su época ni a su geografía -pero que los cables de cobre que tan bien se ajustan a la parte trasera del televisor los volvieron parte de su realidad-. Habría que preguntarse, ¿a qué lado del cable le conviene más que exista ese cable? ¿al espectador pasivo en casa que mira la pantalla o al creador del contenido?
     Los grandes imitadores realizan la magia de no ser descubiertos en la imitación, en la expresión que la confunde: moda. ¿Qué es moda sino imitación? Imitemos a las plantas, por ejemplo, y estemos a la moda realizando la fotosíntesis. Eso no nos lo enseña el cine todavía, no está dentro del campo de sus posibilidades. Pero nos enseña, como a Bianca y a su hermano, a ser unos imbéciles. Nos enseña a permanecer sentados mirando una pantalla luminosa desde la cual la información que nos llega nos define, y decimos ¡oh, claro que no me define, yo me defino a mí mismo! ¿Y cómo has de definirte sin pensarte? Como Bianca, ¿cómo has de imaginar una relación sexual que no involucre las marranadas pornográficas que ve su hermano frente a ella sin enfrentar la realidad, así, de frente y directamente, sin haber ya contemplado cómo lo hacen dos actores que fingen, que buscan vender su VHS? 



     Es por el vídeo, me parece, que Bianca, sin darse cuenta, cae en el entendimiento de que prostituirse no está tan mal. Entiende perfectamente lo que ocurre; y a la vez no le importa, y no le importa porque no se ha definido a sí misma. "y no podía creer que fuera de noche todavía, que esa incandescencia fuera la noche. Daba lo mismo cerrar los ojos o mantenerlos abiertos."
     La diferencia entre Bianca y su hermano: "La familiaridad, a mi pobre hermano, le hacía bien. A mí, por el contrario, me gustaba entrar en lugares desconocidos." La contra propuesta del vídeo es la experiencia. El ir a lugares desconocidos. Pero, ¿son tan desconocidos cuando quien te lleva a ese lugar desconocido lo hace porque viene del vídeo? ¿No está ejecutando, más bien, una improvisación forzada de lo que vio? ¿No intenta hacer coincidir una ficción en la realidad sin considerar las consecuencias? "Dijo que en cierta forma la gente no se equivocaba. Aunque nos parezca tonta, la gente nunca se equivoca. Aunque la despreciemos, y en ocasiones con razón, la gente nunca se equivoca. Ésa es nuestra condena, dijo." Amarrados al tiempo, no es posible cometer errores. Sólo un Dios que puede volver sus pasos atrás y disponer de todos los recursos como para empezar de nuevo puede cometer un error y resolverlo, sin improvisar ya, sino actuando con experiencia. 

     "Ahora sé que la cercanía no existe. Siempre alguien tiene los ojos cerrados. Uno ve cuando el otro no ve. El otro ve cuando uno no ve. Sólo una madre puede estar cerca, pero eso entonces era lo desconocido. Inexistente. Sólo existía el espejismo de la cercanía." / "Mi actitud, lo sé ahora, era la de alguien que tenía los ojos abiertos, mientras mi hermano y sus amigos vagaban por lugares reales o imaginarios con los ojos cerrados. Tener los ojos abiertos, por otra parte, equivalía a consumirse. Me consumía." Entiéndase esto como: quienes tienes los ojos cerrados son los que ven la televisión, quienes vagan por lugares reales o imaginarios con los ojos cerrados; ella entraba en la realidad, la que nos da el sol y no la electricidad. Esa realidad que consume, se consume, nos consume. "tal como dice la canción de Luciano Marchetti: "Somos pájaros en la tormenta, nadie lo experimenta." / "Aunque yo creo que hay gente, gente muy desdichada o con muy mala suerte, que sí se da cuenta de ello. Lo mejor es no pensar en esas cosas. Pasan, nos rozan, se van, o pasan, nos rozan, nos envuelven, y lo mejor, siempre, es no pensar. Pero yo pensaba,"

     A veces se vuelve lamentable comprender la propia circunstancia, en la cual, por ejemplo, se rechaza la noción del hombre íntegro, en un medio ambiente a su escala, trabajando así y realizándose así; no ya dentro de la noción ordinaria en la cual un rascacielos es un bien y no un mal, una noción en la cual quien trabaje más por menos es superior por definición capitalista y bienestar económico: consecuencias lógicas de una aberración. Se manifiesta patética la forma en que una joven es capaz de ir contestando un exámen pseudopsicológico que parece más un intento por ajustar al hombre a un modelo prefabricado de cómo ha de ser y si acaso ya está en el modelo. "La revista se llamaba Donna Moderna y era la primera vez que la veía. Cuando me fui a casa me la llevé y respondí el test." La vara con la que se van midiendo estos dos huérfanos es la impuesta por las reglas de los ingresos monetarios. Por ello mismo, se les vuelve impensable transferirse a otro modo de vivir, otro modo de operar. Leído desde un mundo utópico, el pensar en alguien que se transforma en criminal se vuelve lastimoso y absurdo, no obstante, es lo que de continuo ocurre en nuestro mundo: "Las noches seguían siendo claras y diáfanas, pero yo estaba dejando de ser una huérfana y comenzaba a internarme en un territorio aún más precario donde no tardaría en ser una delincuente." Lo que finalmente vamos comprendiendo en cierta medida es cómo Bianca no está del todo involucrada, es decir, intuye que algo anda mal pero no sabe qué. Aquí es donde la pluma de Bolaño se manifiesta genialmente no denunciando nunca a la ciudad como la culpable. La ciudad fue lo que hizo a Bianca pensar: "En el fondo sabía que lo más viable era ser puta." A pensar como muchos de los personajes que viven en grandes ciudades y que Bolaño los hace decir que les da igual: "No sé si se lo creyeron o no. A mí me daba igual." A un ser humano íntegro no pudiera darle igual. Estos personajes añoran dejar de ser rotos, de andar en un hábitat que les impide manifestarse enteramente como seres humanos. Mas para lograr entender eso, lo importante en primera instancia, desde la perspectiva de los jóvenes, sería ir adquiriendo experiencia. "Comencé a ir dos veces a la semana a su casa de via Germanico." -Una italiana yendo a una casa que se encuentra en una via llamada Germanico. (no-alemana a espacio alemán)." Bianca se vuelve puta exclusiva de un actor italiano de antaño, un tipo ya viejo y ciego(los ciegos siempre significan algo más que su ceguera). "Pensaba que tenía que buscar un sitio adonde ir, tenía que procurarme un alojamiento, un nuevo trabajo, tenía que hacer cosas y no morirme." Roma tenía un propósito para Bianca, y no era su bienestar. Naturalmente, Roberto Bolaño debía cerrar dejando la pista de que algo ocurre, pero no se lo puede medir científicamente. Un poco como el deprimido que intenta buscar su depresión en una biometría hemática; los valores del estudio pueden salir bien, mas eso no significa nada para el radar del bienestar del hombre:  "en el exterior aún persistía la tormenta, una tormenta que no estaba localizada sobre el cielo de Roma, sino en la noche de Europa o en el espacio que media entre planeta y planeta, una tormenta sin ruido y sin ojos que venía de otro mundo, un mundo que ni los satélites que giran alrededor de la Tierra  pueden captar, y donde existía un hueco que era mi hueco, una sombra que era mi sombra."


O.G.C.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Lectura de "Los dos payasos", por César Aira

   

     El boletero realiza su papel en el circo, no de actor, sino de trabajador serio (obrero). Se estampa durante un momento anterior al despliegue del evento en la entrada, donde cada uno de los que han pagado ya su entrada lo irán a ver primero para darle el boleto que les dará acceso a sentarse sobre las butacas y contemplar una serie de juegos, planeados de antemano para deleitarlos y distraerlos de aquello que se encuentra fuera de la carpa del circo mismo: la realidad.
     Lo que estimula a la audiencia a entrar al circo son motivaciones bastante variadas, no sería posible listarlas todas. Cada uno ha llegado por razones distintas, por motivos que se entrelazan con su historia personal y colectiva o ideológica, quizá algunas se parezcan. Pero Aira no nos habla de eso, nos indica que ya estamos todos dentro del circo, y no en el comienzo ni en la introducción, sino en la función que dan los dos payasos antes del acto más importante y final: los leones (¿anuncia la posibilidad de una catástrofe?). 
     Va a ser necesario precisar que Aira es un escritor que experimenta, él mismo lo explica en diversos escritos y entrevistas. Sus libros, para él, son como cuentos de hadas o experimentos. Como un niño mezclando elementos químicos en cantidades no muy precisas para ver qué pasa, sin un plan predeterminado ni siguiendo el rigor de la ciencia. Nos explica, asimismo, que ni él sabe qué es lo que va a pasar. Sus ficciones las hace siguiendo el juego que le permite la escritura. Tomarse en serio cualquier lectura es cuestión del lector, pareciera sugerir. Y obviamente la interpretación que se le dé queda a cargo también del lector. Así, pues, la lectura de este libro en Lima, Perú, puede significar algo completamente distinto a la lectura de la novela en Siberia, Rusia. Eso ocurre con cualquier novela, sin excepción, los puntos de referencia de cada lector son distintos y están determinados por su experiencia personal; pero con los experimentos de Aira las interpretaciones pueden llegar a oponerse incluso violentamente -por esa naturaleza de experimento infantil, todo puede de pronto estallar y dejar a todos con los pelos de punta y empanizados con polvo negro-. El mensaje recurrente de César Aira es: yo, como escritor, estoy distanciado de la realidad. 
     Me han dicho en alguna ocasión que para Aira el estilo está por encima del significado; y que la narración debe ser la única "huida hacia adelante". A lo cual yo contesté que probablemente para Aira sea más importante el estilo de la narración que el significado; sin embargo, para el lector eso no es necesariamente siempre cierto. El lector, al hacer la lectura, es como si escribiera de nuevo el libro. Sería muy difícil, si no que imposible, prescindir de una interpretación simbólica, habría que preguntarse entonces: ¿por qué se ha elegido una palabra y no otra? ¿por qué un tema y no otro? ¿por qué haberle dado continuidad? 
     Sí, él expresa con transparencia que para él es como contar un cuento de hadas; esto no tiene por qué ser verdad, por lo menos no enteramente verdad. Si la narración es la única "huida hacia adelante", para el lector la interpretación es también "la única huida hacia adelante". De no ser la interpretación parte del lector, entonces la lectura se volvería un mero artefacto de entretenimiento -un circuito infinito sin fin- que sugeriría inclusive con más vehemencia mi teoría -más un juego que algo serio- en la cual los escritores de América Latina están de manera indirecta empujando a los lectores a dejar de pensar y a impedir que se haga de ellos un análisis crítico. 
     También la misma persona me ha indicado que los temas que Aira elige son arbitrarios -como si Aira tomara de pronto un diccionario, lo abriera al azar e iniciara su escritura con la primera palabra que ha tocado su dedo-, y mi reacción quizá no haya sido de su agrado, porque: ¡Ningún tema puede ser arbitrario! -ni aunque Aira haya hecho el truco del diccionario-. A pesar de: "Porque el continuo, que es el impulso permanente de continuación, no se confunde con la continuidad. No hay una necesidad ideal que lo determine, diríamos mejor que es, paradójicamente, la secreta intervención del azar quien lo gobierna." En su novela "Yo era una chica moderna" dice algo así como: sí, está el azar, mas hay elementos que desconocemos que en una u otra medida determinan esa ilusión de azar. Y por su mera ubicación geográfica y experiencia personal en Argentina, no se lo puede desprender de la categoría de escritor latinoamericano. Y seamos claros, estoy escribiendo para dar mi interpretación personal, no para descifrar los motivos ocultos de Aira, que quizá para él ni existan -aunque lo dudo-. Además, el hecho de que "el estilo esté por encima del significado" no significa que el estilo anule el significado.
     Dos cosas van ocurriendo al mismo tiempo en el escenario, y los espectadores lo saben, puesto que están avisados y además lo pueden ver con sus propios ojos. En el primer plano, el circo busca sostener la atención del público con el acto de los dos payasos; y en el segundo plano, en donde no se enfoca tanto la atención porque está ocurriendo en el fondo, es en los trabajadores(Aira utiliza la palabra obreros) que están armando la jaula en donde entrará el domador de leones a realizar su acto.
     En un principio imaginé sencilla la interpretación de la novelita, incluso me pareció absurda la primera lectura que le di hace dos años; el tiempo ha cedido para que durante la segunda lectura haya comprendido más ampliamente un mensaje. Quizá no el mensaje de Aira; pero sí el mensaje que ha encontrado este receptor.
     Lo relacioné inmediatamente a lo que hace un gobierno con sus habitantes. Releamos esa frase: ¿un gobierno con sus habitantes? ¿Un gobierno tiene habitantes? Como si acaso el planeta Tierra fuera un gobernante y sólo en calidad de gobernante pudiera tener habitantes. Las palabras precisas son: lo que hace un gobierno con sus gobernados. El ya tan conocido y aceptado "pan y circo" -«Panem et circenses»- para el pueblo. Incluso me pareció que la elección del circo provenía precisamente de esa frase latina, que tiene su origen en Roma, cien años antes de Cristo, del poeta romano Juvenal. 


"
Hace ya mucho tiempo, de cuando no vendíamos nuestro
voto a ningún hombre, hemos abandonado nuestros deberes;
la gente que alguna vez llevó a cabo comando militar, alta
oficina civil, legiones -- todo, ahora se limita a sí misma y
ansiosamente espera por sólo dos cosas: pan y circo.
"
Juvenal (Satire 10.77-81)

     La práctica del gobierno consiste en aislar al pueblo de los asuntos que le conciernen, de no permitirles esperar absolutamente nada más que una danza mediocre como fachada para mantenerlos tranquilos, mientras detrás del telón se cometen y ocultan hechos controvertidos, algunas veces atroces. 
     Durante la presentación de los dos payasos, me doy cuenta de que como espectador -y lector-, estoy sentado y esperando. Contemplo entonces la posibilidad de la lectura de novelas como parte del circo mismo. Esa máquina industrial que día tras día imprime miles de libros y atiborra los anaqueles con promesas de intelecto puede ser, en realidad, sólo un circo de distinta estirpe al del fútbol soccer o cualquier otro tipo de entretenimiento televisivo, con los escritores como payasos. 
     Y lo que va ocurriendo, al mismo tiempo en que leo o contemplo el circo de los payasos es sencillo: se va armando una jaula. En la novela, la jaula se arma frente a mis ojos; en la realidad también, pero a mi alrededor. Por la manera en que se espera que actúe la masa de espectadores, nadie interrumpe la construcción de la jaula: lo mismo ocurre en la realidad.
     Para ser preciso, me parece que Aira nota lo mismo que el poeta romano Juvenal; no obstante, agrega un elemento más a la ecuación: la jaula, que también es prisión, que también es ciudad, carreteras y parques nacionales. Recientemente ha sido cada vez más claro que el ciudadano en realidad no es libre, sino que solamente posee la ilusión de ser libre, y con ello le basta. Es a través del circo -televisión, películas, literatura, etc.- que el ciudadano se educa. Es ahí en donde encuentra modelos de comportamiento a seguir que lo mantienen en calidad de ciudadano. La alternativa es la prisión -aunque en rigor, la prisión ya está: la verdadera alternativa es la reducción del tamaño de la prisión-, que está siempre en una construcción dinámica, adaptándose conforme al tamaño de sus problemas y sus prisioneros. "Se arma una gran jaula: un muro de barrotes de tres metros de alto que da toda la vuelta a la pista. Adentro queda sólo el domador; arriba, en una sillita como la de los árbitros de tenis, un tirador experto con una carabina de caza mayor: el maestro de ceremonias explica que es una precaución por si alguno de los animales se vuelve loco y la vida del domador corre peligro." Ahora bien, recordando el comentario que nos hicieron respecto a cómo para Aira la estética está por encima del significado, en la frase anterior no parece ocurrir eso. Al decir "el maestro de ceremonias explica", se entiende como el anuncio oficial de lo que va a ocurrir en una reforma; "es una precaución por si alguno de los animales se vuelve loco": nótese que no se refiere a los leones directamente por su nombre, sino a "los animales" (recordemos que el hombre es también un animal). El tirador experto, obviamente, es el ejército. El domador... ya se sabe.
     Los payasos salen en un intermedio: "el momento no oculta su naturaleza de intermedio; no podría ocultarlo, ya que durante todo su desarrollo están armando la jaula alrededor. La escena va quedando enjaulada... Por supuesto, los payasos hacen como si no vieran nada, abstraen el trabajo afanoso de los obreros(Aira elige la palabra obreros), que por su parte van colocando los pesados paneles de reja uno sobre otro, y ajustándolos, con la seguridad y rapidez que da la práctica muy repetida(desde tiempos romanos); ellos tampoco prestan atención a lo que sucede en el medio de la pista, lo abstraen. De más está decir que, en su mutuo ignorarse, la sincronización de unos y otros es perfecta: terminan ambos al mismo tiempo."


"muchos de ellos, si se han decidido a trasladarse a ese lejano baldío,
y pagar la entrada, ha sido para ver en acción a las grandes fieras.
Y la jaula es para ellas. ¿para quién si no?"

     "La comedieta empieza, desde cero. El efecto es un poco como esa sospecha perenne de los ciudadanos de que los políticos, cuando terminan con sus querellas públicas, inician su acto privado en términos por completo diferentes: los enemigos irreconciliables se invitan un asado, el derechista y el izquierdista son socios en una cadena de supermercados, el patriota y el traidor son cuñados."
     El chiste, en Aira, es una constante. Se le define de distintas maneras en sus diversas obras, pero hay un común denominador: el chiste, para Aira, es un impedimento en la comunicación. La risa interrumpe el mensaje. El chiste se vuelve algo innecesario, una pérdida de tiempo. Sería interesante plantear la interpretación del chiste de César Aira como un nuevo capítulo en la obra de Freud. En este caso, nos habla del chiste viejo o mundialmente conocido, y de cómo el chiste no se agota en su mecánica -la mecánica del chiste ha sido en gran medida descifrada por Freud-: "Hay un tiempo en que todos los chistes son nuevos." Se vuelve evidente, la eterna transformación del chiste puede ser un arma para el domador, ¿de qué fieras? ¿de qué animales? Del que se ríe.

"¡Qué error descartar un chiste sólo porque es viejo!"

     Y de la misma forma en que la televisión sigue ahí en la realidad, o circo(como quieran llamarle), con su contenido basura; los payasos "ya no hacen reír a nadie, pero siguen ahí, seguramente porque sería muy difícil eliminarlos de un guión donde todo está calculado, empezando por la duración." Ahora incluso se va vuelto en algunas partes del mundo una moda que los actores vayan vestidos de payasos, como lo que verdaderamente son: enmascarados sin disfraz.
     "Todos saben que afuera de la carpa, en el pueblo (es decir, en el mundo) la vida sigue, late, brilla. Aquí adentro es otra cosa, es distinto. Hay algo fúnebre, artificial, como de vida después de la vida. Quién sabe por qué. Quizás por ese ridículo problema de escritura en el que se han metido, tan ajeno a los problemas de verdad. La realidad persiste, hagan ellos lo que hagan."
     Parece que finalmente, lo que Aira nos lanza como mensaje último de esta obra, es la sospecha de que también la escritura es parte del circo, que los escritores son también payasos, pero de otro tipo. Me parece que por eso esta frase queda subrayada y hace eco en su lectura: "El chiste ha quedado reducido a escribir, escribir, escribir, como una mímica sin objeto."


O.G.C.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Lectura de "Corazón de perro", por Mijaíl Bulgákov

   
"y su voz no la logró acallar ni Stalin ni su maléfico aparato represor."

Y sin embargo el tiempo alteró el sentido de su obra,
¿no es, en rigor, otra manera, quizá más eficaz, de silenciarlo?

Presente año: 2013.
Fecha de publicación de "Corazón de perro": 1925.
Longitud temporal entre publicación del libro y el año presente(en años): 88.


     Es curioso, quizá demasiado fortuito, que un movimiento artístico llamado postmodernismo aparezca en la escena mundial al mismo tiempo en que las motivaciones de cada escritor se entremezclan y justifican ahora con el mismo, que la vaga intención artística no busque incidir ni participar de manera activa en la realidad a pesar de estar incluida en ella, que ninguna obra se pueda ya comprometer sino al ambiente artístico sin tener una promesa o tentativa de cambio o pensamiento político. Hace 88 años, en Rusia, las cosas no eran así y Mijaíl Bulgákov estaba siendo vigilado constantemente por una organización que buscaba silenciarlo, apagar el fuego que pudiera abarcar la chispa de sus ideas -incluso antes de que iniciara cualquier incendio-. Hoy, en contraste, ninguna chispa se halla en terreno fértil para incendiar; es mera chispa y ¡zas! Un instante después: desaparece. Permanece almacenada una fotografía de la chispa: en la forma física de un libro, de la copiosa cantidad de repeticiones que se hacen de la edición de un libro. La evidencia es clara. Hace 88 años los receptores de un mensaje oculto bajo las capas de la metáfora eran capaces de comprenderlo claramente; y el emisor del mensaje comprendía esto, lo usaba a su favor. "La labor del escritor en Rusia es casi una misión sagrada, una vocación no pocas veces trágica." Tan sagrada que, en la medida en que van pisándole los talones a Bulgákov, específicamente a principios del mismo año en que publicó "Corazón de perro", "la caza la inicia a principios de 1925 un agente cuyos datos hasta hoy se quieren mantener en secreto; llamémoslo pues Guepeújov, un apellido inventado por el propio Bulgákov."
     Tendríamos que hablar de blancos, de rojos, de bolcheviques, de temas que ya no comprendemos porque no tienen vigencia en la inmediatez temporal ni geográfica. De circunstancias que fueron reales y que ya no poseen más validez que la histórica. No obstante, hace falta solamente leer una corta pero muy bien detallada parte de uno de los reportes hechos contra la escritura de Bulgákov, escrito por el espía que lo tuvo bajo la mira durante ese momento, para darnos cuenta de la importancia que puede tener una chispa en el lugar y momento indicado, de los esfuerzos humanos que se toman para silenciar, incluso arruinar la vida de alguien con tal de que el emisor quede reducido a un mero destello ridículo: "este libro(refiriéndose a "Corazón de perro"), en su primera parte, ya ha llegado a los lectores, a cuarenta y ocho personas, la mayoría escritores. Por eso su papel, su función primera ya se ha cumplido. Incluso en el caso de que el Glavlit la retenga, la obra ya ha infectado las mentes de estos escritores y afilará sus plumas." E incluso es posible ir más allá y agregar la opinión del espía: "En mi opinión, obras como ésta, leídas además en los círculos literarios más brillantes de Moscú, son mucho más peligrosas que las intervenciones inútiles e inicuas de los escritores de ínfima categoría en las sesiones de la Unión de Poetas Soviéticos." De acuerdo con la introducción que se da en el libro, "Desde entonces la OGPU mantiene al escritor bajo el más escrito control. Vigila sus cambios de domicilio, lee su correspondencia, que a su juicio respira un aire insano y hostil."
     Por lo pronto no voy a quitar el dedo del renglón: embona demasiado bien el movimiento artístico(postmodernismo) con la intención que pudo haber tenido en algún momento el aparato de vigilancia que rendía tributo al control y la prevención de fuegos(revueltas, protestas, etc.) con origen en ideas concebidas por artistas o pensadores de diferentes ocupaciones: pintores, escritores, poetas. Durante mucho tiempo, sus obras estuvieron estrechamente ligadas a la promesa política, al afán anarquista, entre otras ramas del árbol de control de la población. Es probablemente hasta la llegada del surrealismo -aunque quizá antes, no estamos haciendo un análisis muy riguroso-, con el ápice Salvador Dalí(en el momento en que se declara apolítico total), que dos caminos se abren ante los creadores de "arte": explicarse a sí mismos y convencerse de cómo sus obras no están ligadas al sistema del cual inevitablemente son parte(calificarse de postmodernos); o ser interpretados como perturbadores del orden público o social(ya sea con ideas místicas, pseudoreligiones o manifiestos políticos de improvisación y motivación de "dudosa" procedencia, ¿qué otro Karl Marx anda por ahí?)
     Habría que preguntarse lo siguiente: si un escritor se enoja, ¿qué validez tiene su descontento?; y si un político se enoja, ¿qué validez tiene su descontento? Sin embargo, la respuesta a esas dos preguntas es la misma: la validez es irrelevante, lo que verdaderamente importa es el campo de acción que cada uno posee. El escritor estará las más de las veces solo, alimentando su antorcha en soledad con el combustible de su corazón. El político podrá aparentar manifestarse en soledad; sin embargo, no podemos ser ingenuos, no estaría en la posición en la que está gracias a su soledad, sino más bien a consecuencia del desenvolvimiento que ha venido teniendo para con los otros, que como él, buscan algo: dinero o poder(una y la misma cosa con una variedad de nombres). "La acción contra Bulgákov es un episodio más de la caza contra los escritores independientes." / "Ya le han echado el lazo, que con cada movimiento le aprieta más y más." El claro mensaje hacia los escritores independientes es el siguiente: te estoy leyendo, estoy anticipando tus movimientos, y mientras tú escribes con tinta, yo voy a escribir -te lo aseguro- con tu propia sangre el nombre que va en tu lápida. ¿No será que el movimiento postmoderno sea no un movimiento artístico sino una mascarada, una forma de control? ¿No les cae como anillo al dedo a quienes se atreven, una y otra vez, a degollar a las víctimas que andan cazando? Inició -quizá- como mecanismo de defensa contra un régimen comandado por bestias criminales, y ahora la censura va más allá de la mera censura(es decir, no es el Otro quien censura), sino que se vuelve la fiel compañera y aliada de todo escritor. Si deseas seguir escribiendo -les diría la censura al escritor-, si todavía quieres seguir respirando y llegar a la vejez, debes ser tú mismo quien se censure.


Me auto-censuro, luego existo.

Le quito el trabajo de censurar al otro,
me lo impongo, y
así respiro.
Naturalmente me transformo,
puesto que busco mi supervivencia,
en mi propio represor.

     Mijaíl Bulgakov estudió medicina, alrededor de sus 25 años optó por dejar el este ejercicio y dedicarse a la escritura. La intención del médico es salvar vidas, ¿vio acaso él una oportunidad para salvar más vidas en la escritura que ejerciendo de médico, no directa, sino indirectamente? No lo sabremos, habría que preguntarle a un muerto. Hubo un momento en que "la mayor preocupación del joven médico es su adicción a la morfina, de la que logrará curarse." El estigma del adicto, la percepción que los medios de comunicación nos han dado, ¿coincide con la realidad? La respuesta nos la da la vida y obra de Bulgákov de manera enfática: ¡No! Pudiéramos entender entonces que mientras en el presente la población tiene la cabeza hueca y no escucha sino el eco de lo que a través de la televisión le entra, hubo un momento en el cual lo que resonaba en la breve caverna entre sus oídos no era música de MTV ni el Top 10 de cualquier frecuencia de radio. Hubo un momento en el cual había espacio suficiente y tejido pensante como para escuchar y leer a un escritor insatisfecho -quizá coincidir con él-, con una mente clara y lúcida, un momento en el cual el receptor del mensaje se podía contentar diciéndose a sí mismo: él sabe más que yo. Cualquiera escuchando estruendos con su iPod ya no tiene tiempo, ni interés para escuchar palabras que no se asemejen a la danza de su pulsión sexual de orgasmo inmediato a través de la solitaria masturbación. Además se siente el idiota ensanchado, por encima del Otro, sólo por cargar con un aparatito, producto tecnológico que ni él mismo comprende, que no es capaz de reproducir ni en una mínima escala. Ha sido acostumbrado ya a los ritmos, al vacuo que le van ofreciendo con publicidad al compás de las modas que inventan -con doble propósito- sus perros ovejeros.
     Me parece necesario empezar por ahí para abordar "Corazón de perro". No porque se plantea algo similar en la trama, sino porque el intento de comprender la intención de la obra se ha visto frustrado en mí precisamente porque la censura funcionó en el momento en el que se la ejecutó, y se alargó hasta el día de hoy en múltiples formas: temporalidad, ignorancia, falta de datos específicos, pérdida de información en el trayecto, etc. "Por entonces su situación se había tornado casi insoportable: era un autor prohibido y perseguido; destruido como escritor, aniquilado como hombre." No me parece que deba tener que disculparme, sino más bien avergonzarme junto con ustedes a razón de ser meras ovejas. "Se diría que el mundo entero se había alzado contra el escritor para detener su pluma." El escritor de quien estamos hablando se decidió, al enterarse de su situación, a hacer algo: "¿Ustedes no me dejan estrenar mis obras? ¡Pues entonces las escenificaré en la vida misma y además con vuestra ayuda!"

     ""Había que ser un auténtico héroe para callar -escribía en su diario quemado y resucitado-, callar sin esperanza alguna de poder abrir la boca en el futuro. Yo, por desgracia, no soy un héroe." Cada una de sus intervenciones públicas provocaba una reacción contraria que lo hacía retroceder, volver a su fuero interno, a la hoja en blanco, a la palabra solitaria, en la que veía su único apoyo y salvación."

     ¿Qué ocurre en "Corazón de perro"? La trama es sencilla. Es más bien el cauce por donde se desplaza la trama y la velocidad a la cual fluye, lo que provoca inevitablemente que nos salpiquen atisbos de claridad. De un río podemos ver su superficie, y dependiendo de la claridad del agua, su fondo. De una novela podemos ver la trama, y dependiendo de la claridad del contexto, su fondo. Su temporalidad está en 1925 y centra su atención en dos personajes clave: Shárik y Filip Filípovich. Los demás personajes son secundarios, mas no por eso menos importantes. No podríamos entender a Filip Filípovich ni a Shárik sin los Otros. Se vuelven puntos de referencia necesarios. 
     Shárik es un perro callejero. Anda por las calles con hambre, buscando dónde le den un pedazo de cualquier cosa para comer. Filip Filípovich es un hombre con un plan. Primero parecerá que con un plan muy bien definido; no obstante, pronto nos enteramos de que su plan no anticipaba las posibles consecuencias de realizarlo. "No sirve para nada aprender a leer cuando la carne se huele a una legua."
     Filip Filípovich anda por la calle buscando a un perro callejero. Shárik anda por la calle buscando qué comer. Filip sabe que lo único que necesita para enganchar a un perro es dándole de comer, así que trae una salchicha de dudosa calidad en uno de sus bolsillos. A un perro no le podría importar la calidad de la salchicha. A partir del momento en que Shárik recibe un pedazo de salchicha de Filip Filípovich, Shárik lo empieza a llamar "la divinidad".

     "-Filip Filípovich, ¿cómo ha conseguido engatusar a un perro tan nervioso? -preguntó una agradable voz de hombre, y el calzón de lana rodó hacia abajo. Se esparció un olor a tabaco, en el armario tintinearon los frascos.
-Con caricias. Es la única forma posible de tratar a los seres vivos. Con el terror no se consigue nada de los animales, sea cual sea su nivel de desarrollo. Siempre lo he dicho, lo digo ahora y lo seguiré diciendo. Es inútil que algunos piensen que el terror les va a ayudar. No, no les ayudará, sea cual sea: ni el blanco, ni el rojo, ni siquiera el pardo. El terror paraliza completamente el sistema nervioso."

     No tardamos en enterarnos cuál es la ocupación de la divinidad: es médico; mas no cualquier médico. El plan de Filip Filípovich, quien tiene un cómplice llamado Iván Arnóldovich Bormental, o sencillamente el doctor Bormental(el mordido -Shárik lo muerde en algún punto por una confusión-), consiste en conseguir el cadáver de un recién muerto, abrirle los sesos e implantarle la hipófisis humana al perro en su cerebro. El doctor Bormental consigue el cadáver, es el cuerpo de un recién muerto, un alcohólico de nombre Klim Grigórievich Chugunkin. 
     Pero en torno a ese plan está el lugar en donde la divinidad Filip Filípovich vive y, en contraste, dónde viven los demás. El doctor dispone de siete habitaciones en un edificio en el cual todos los demás solamente tienen derecho, permiso y capacidad para ocupar acaso la mitad de una sola habitación. Es decir, la divinidad goza de privilegios que los demás no. Un grupo de cuatro personas irrumpirá en la vida del doctor Filip Filípovich, queriéndole obligar a reducir su espacio vital. Él, naturalmente, querrá defender su terruño y los terminará echando de su apartamento para seguir con el plan de ver si acaso su intento de Frankenstein canino tendrá o no éxito.

     "¿Por qué han quitado la alfombra de la escalera de la entrada? ¿Es que Karl Marx prohíbe que se tengan alfombras en las escaleras? ¿Acaso en alguna parte ha escrito Marx que en el número dos de la casa Kalabújov de la calle Prechístenka se debe tapiar con maderas la puerta principal y entrar por el patio trasero?"

     Al finalizar la operación en Shárik, y luego de varias intervenciones con inyecciones de adrenalina y demás artilugios médicos para sostener la vida en curso, logran realizar el traslado de tejido del cadáver humano al del perro vivo.

     "La sustitución de la hipófisis no produce el rejuvenecimiento, sino la plena humanización." / "A partir de ahora la misteriosa función de la hipófisis -la glándula del cerebro- ha quedado esclarecida. Determina el aspecto humano. Sus hormonas -que podemos considerar las más importantes del organismo- son las hormonas de la apariencia humana."

     Luego de varios días de recuperación, el cuerpo de Shárik se transforma, no crece mucho; pero sí va tomando la forma de hombre, cayéndosele el pelo en todas partes excepto en la cabeza, adquiriendo la capacidad para hablar, etc(entiéndase que esto se escribe veinticinco años antes del descubrimiento del ácido desoxirribonucleico por Francis Crick y James D. Watson en 1953, en ese momento no se tenía conocimiento científico sobre qué hace a un hombre un hombre y, como Bulgákov era médico, planteó la posibilidad de que fuese la hipófisis, quizá en broma, quizá en serio). Y no es solamente en el aspecto físico donde se encuentra una transformación, sino en la conducta del animal, ahora humano, ahora aprendiendo a hablar, ahora diciéndose a sí mismo humano, ahora exigiendo que se lo trate como humano, a pesar de sus impulsos caninos de perseguir y matar gatos, a pesar de su alcoholismo, a pesar de no ser capaz de comportarse de manera civilizada, a pesar de no ser un humano, sino un mero experimento. "Con esta hipófisis hemos organizado tal lío que dan ganas de largarse de aquí."
     Filíp Filipovich se encuentra de pronto, en su misma casa, con el problema de qué hacer con una creación suya que se le parece mucho a los tipos que desean reducir su espacio vital. Uno de los tipos que van a su apartamento con esa petición le presta libros y panfletos políticos a Shárik. "Pero, ¿qué pasa?, ¿soy su prisionero? -dijo asombrado Shárik, y la conciencia de que tenía razón hizo brillar el rubí de su corbata-. ¿Por qué ´merodear´? Sus palabras son bastante insultantes. Yo ando, como las demás personas." El problema que en un principio el doctor Filip Filípovich tenía fuera de su casa, él mismo se lo creo como experimento, como consecuencia inesperada de otro plan, ahora dentro de su casa. "-Perdone, profesor, el ciudadano Shárikov tiene toda la razón. Tiene derecho a participar en la discusión de su propio destino." ¿Cómo solucionar el problema de la existencia de Shárik ahora? Ahora que su casa se transforma en un pequeño Estado en el cual él es el monarca máximo(¿el Tzar?), ¿cómo ha de lidiar con lo que se ha inesperadamente creado gracias a uno de sus planes(¿los bolcheviques?)?

     "-Esto de si nació o no es asunto suyo -pronunció con impasible sarcasmo Shvónder. ¡En definitiva es usted el que ha realizado el experimento! Por consiguiente, es usted el que ha creado al ciudadano Shárikov."

     La trama y la escena parecieran indicar que Mijaíl Bulgákov trató de hacer una maqueta de Rusia del tamaño necesario para que cupiera en una novela. El enemigo y al mismo tiempo aliado de Bulgákov en la realidad, fuera de su maqueta, era Stalin. Mijaíl Bulgákov queda entonces entre Stalin y los Tzares, en un momento histórico de transición, quizá más bien ya en un momento en el que la transición se ha consumado y el poder de Stalin ha quedado definido. A Mijaíl le pudo haber parecido muy irónico y absurdo todo lo que hubo de ocurrir para desembocar al comando de una bestia que sobrepasa el ligero título de criminal(en algunas interpretaciones).

     "-Todo esto parece como una fiesta de gala -empezó a hablar Shárikov-. La servilleta aquí, la corbata allá, ´perdón´, ´por favor´, ´merci´, pero nada de como normalmente se hacen las cosas. Se torturan ustedes igual que durante el régimen zarista."


     La solución que le pone Filip al asunto es dormir a Shárikov y volverle a hacer la operación, ahora quitándole la hipófisis, transformándolo de nuevo en perro. ¿Qué propone en su maqueta de Rusia esa acción?


O.G.C.

martes, 27 de agosto de 2013

Lectura de "El Pequeño Monje Budista", por César Aira

   
"A nivel molecular, la luz es indisociable del color."

También a nivel molecular, un hombre es indisociable
del espectro que proyecta su luz y que en realidad no es sino el
compendio comprimido de átomos que lo mantienen como uno.
Un hombre, a fin de cuentas, es una proyección tridimensional.

     A César Aira podríamos hacerle una dedicatoria imaginaria y decirle: usted es el Woody Allen de la escritura; mas habría que especificar, ya que mi comparación hace alusión específicamente al modo casi mecánico de trabajar durante años sin parar. Woody Allen ha escrito 71 títulos, dirigido 49 películas, actuado en 44; es un hombre que no ha detenido su creación desde 1966. César Aira excede las 90 obras publicadas y probablemente no se detenga hasta la muerte; es un hombre que no ha detenido su creación desde 1975. 
     Hace alrededor de veinte obras terminó de escribir "El pequeño monje budista", en el  año 2005. Querría el pequeño monje prolongar su existencia más allá de Corea, su país natal, donde se esperaba que su futuro tuviese continuidad. Intentaría, más bien, realizar su sueño de conocer otros países y culturas, involucrarse especialmente con la cultura occidental, estudiando como primer paso durante las noches miles de datos históricos irrelevantes, memorizando eventos inconexos y ensanchando su conocimiento sobre la vida en Europa, en América. Tenía en ese anhelo de salir un proyecto de vida que lo entusiasmaba. "La gente práctica dice que los sueños no sirven para nada; pero no podrán negar que al menos sirven para soñar." Durante las noches no haría más que dedicarse a esta tarea, dividida en dos(la primera parte de ella era aprender sobre la cultura; la segunda desplazarse fuera de Corea). Su afán sería realizarse fuera, e incluso llegaría a pensar en el uso de su condición exótica de monje budista para asociarse con familias adineradas que pudiesen estar interesadas en el potencial de sus enseñanzas. 
     Aira no nos dice a cuál de las Coreas pertenece el pequeño monje -supongo que Corea del Sur-, tan pequeño que pudiera pasar desapercibido entre la muchedumbre por la cual caminaba en la ciudad. Tenía que dar cinco pasos para avanzar el equivalente a un paso de hombre de estatura promedio. Pudiéramos pensarlo del tamaño de un pitufo: altura de tres manzanas.


     Con un amplio y diverso conocimiento en filosofía, ciencia, literatura, fotografía(entre otros temas), pudiéramos decir que el trabajo de Aira no se reduce solamente a escribir, sino al romper con la expectativa que pudiera tener un lector -con todos los recursos a su disposición-: "Había que tomar en cuenta la fuerza del hábito, la formación ancestral de las expectativas; de eso se trataba: del lugar de las expectativas." Desafiar esa simple e inmediata reacción de la expectativa -no sabemos si natural o aprendida-, de imaginar al instante un camino que no conocemos al ver apenas dónde comienza. 
     Utilizando nombres en los títulos de sus obras con la capacidad de evocar imágenes muy concretas y definidas(en la medida de cada quien), nombres que dan una expectativa de lo que se leerá, Aira se encarga de quemar a fuego lento cualquier idea preconcebida en potencia de haber surgido. Títulos como "El volante", "El pequeño monje budista", " Los dos payasos", "La abeja", "Madre e hijo", "La fuente", "El mensajero", "El sueño", "La mendiga", "El congreso de literatura" provocan inmediatamente un soñar despierto, automático, en el lector. Se imaginan estampidas de historias o fragmentos de historias ya conocidas -mezcladas conforme cada individuo pueda mezclarlas-, narrativas capaces de abrirse a un amplio abanico de posibilidades; pero que la imaginación, por ser tan volátil, no encasilla, no sostiene y olvida al relámpago siguiente sonando y levantando la atención. Casi como otro de los personajes de esta breve novela: Napoleón Chirac(un francés que ha viajado a Corea con su esposa -Jacqueline Bloodymary- con el propósito de sacar unas fotografías que abarcan 360 grados y capturan espacios no ordinarios. "la idea era explorar espacios cargados culturalmente." / "exploraba el exotismo para desenmascarar su cotidianidad."), quien llega con una idea preconcebida de lo que verá, aprenderá y hará. No le es posible imaginar aquello más allá del horizonte de su capacidad imaginatoria. Esto es evidente; la problemática que se manifiesta es: ¿cómo se ha de lidiar con lo inmediatamente desconocido? ¿hemos de seguir empujándolo hacia lo desconocido? ¿o será mejor realizar un movimiento búmerang y volver a donde se empezó para hacer sentido del vuelo? El vuelo es capaz de hacer sentido en sí mismo, y sin embargo, en muchos casos optamos por volver a un centro conocido(a pesar de que la misma continuidad lo haga prácticamente imposible): ¿ilusorio? ¿a causa de qué? ¿ideología? ¿biología? "Pero no era contradictorio, o había que decir que el realismo lo era en sí. Las flores del limonero no son alimonadas. ¡Pero las hojas sí!" 


     Por un accidente aparente, el camino de Napoleón Chirac y Jacqueline Bloodymary se cruza con el del pequeño monje al momento en que, al salir del hotel, Jacqueline vocifera en francés algo de lo que el monje alcanza a distinguir el final: "alguien que hable francés". El monje se decide a responder, armándose de valor: "yo hablo francés". Se ofrece entonces para ser el guía de la pareja, con la esperanza de ser llevado a Europa al terminar el recorrido -no obstante calla este deseo; quiere exponerlo oportunamente- en busca de lugares cargados de cultura para fotografiar. Nos movemos junto con ellos por un tren entre las montañas coreanas, en el que ocurre algo bastante particular con unas brujas, porque deciden -después de tomar un café y platicar un poco- ir a buscar un templo budista para que Napoleón le haga unas fotografías.


     Siguiendo un poco el hilo del pensamiento -más un juego que algo serio- en el que César Aira, Enrique Vila-Matas, Juan Villoro y Roberto Bolaño poseen una relación que no conocemos(es decir, no sólo un diálogo entre sus libros, sino una intención) al leer este libro me doy cuenta, con una cita, de una posible solución al misterio: "¿Quién había dicho que trabajar era difícil? Bastaba con elegir bien el trabajo, y elegir el modo fácil de hacerlo." Los elementos a considerar son los siguientes: 

1) Vila-Matas, con "Bartleby y Compañía", populariza la creencia de que un escritor puede ser escritor sin escribir. 
2) El nombre de la novela "Los detectives salvajes" de Bolaño no habla en realidad de detectives, sino más bien de poetas que buscan a una poeta y no saben muy bien por qué. 
3) El tema de Villoro es el de actuar a través de la cobardía. 
4) El impulso de Villoro y Vila-Matas es uno solo: empujar al lector a pensar que debe seguir siendo lector, no reactor, no escritor, ser pasivo y volverse un loco inmóvil. 
5) El impulso de Roberto Bolaño es el de sugerir aventuras imposibles, aventuras que parecen posibles; mas incapaces de ocurrir a razón de una presión ideológica que se desliga de la posibilidad de aventura, machacando al aventurero, devolviéndolo a su casa, excluyéndolo o mostrándole lo rápido que se pueden poner feas las cosas. 
6) El impulso de Aira se aparece de pronto como el filtro único capaz de mezclar las pistas de los anteriores en un compendio muy amplio de obras para disolver todavía más la intención y dejarla ahí, en espera de ser descubierta por el lector. 

     Y si sí hay una relación entre ellos, ¿qué? ¿qué hacer con ese saber? ¿qué delata de ellos? Los imagino conversando, todavía jóvenes y contemplando sus posibilidades:

-¿Se dan cuenta ustedes de lo precario que es el escritor? -les diría Bolaño.- Casi todos los escritores de nuestra generación están convencidos de que son o serán geniales, que su obra se prolongará hacia la posteridad. Les he preguntado: nómbrame veinte del pasado, no lo pueden hacer. 
-Adjetivar de malo o bueno, en literatura, es una cuestión de gustos. Y el gusto es una cuestión de época. -diría Aira aburrido.
-Temo que estamos perdidos, seremos parte del torbellino de obras olvidadas; sin embargo me parece que podríamos hacer algo al respecto. -la voz de Villoro alegraría con optimismo a todos.
-Si queremos hacer algo será necesario hacerlo juntos. Es muy bien sabido que un solo canal de comunicación, o un solo escritor, es incapaz(en muchos casos) de sostenerse por sí mismo. La variedad tiene más fuerza en esta época. Podríamos aparentar una multiplicidad utilizándonos como vehículos de una sola cosmogonía. -y la reflexión de Vila-Matas encendería el motor, porque en ellos mismos estaba ya el combustible.
-Sería indispensable permanecer en un rol hasta la muerte. No salirse de él. Mostrarle al mundo que es posible tener un plan de vida y no solamente un intento vago e improvisado de la misma, un plan a corto plazo que no se extiende más allá de los cinco años, en donde pensar diez años a futuro suena casi utópico. -escucho decir a Bolaño.
-Personalmente, con la ley del continuo, yo ya estoy en ese juego de tomar un rol con mi vida, independientemente de lo que digamos o hagamos juntos o separados. -dice Aira.
-Bien, y ¿cómo haremos para dar las pistas? -pregunta un fantasma.
-Es fácil, mezclaremos nuestros impulsos y el lenguaje se encargará del resto. Los mismos lectores se verán inevitablemente contemplando un collage que hace sentido al verlo a distancia. -contestaría Vila-Matas.
-Yo puedo dar las pistas. Esa responsabilidad la puedo tomar yo. -diría Aira.

     Apenas terminé de leer "Yo era una chica moderna", de César Aira; a los pocos días agarré "Una novelita lumpen", de Bolaño. En "Una novelita lumpen", el personaje principal(Bianca) habla de una revista que se llama Donna Moderna, en la cual llena un cuestionario. Se hace ahí referencia a un título. Roberto Bolaño escribe termina esta novelita en el 2002. "Yo era una chica moderna" se termina en el 2004. Los tiempos de publicación están muy cercanos. La utilización de las palabras está muy estrechamente ligada, además de que está la pista de la traducción: una obligación más de Aira. La función ce Aira en el grupo de escritores puede revelarse como posterior a la obra de los otros. Primero publican ellos, luego Aira ha de leerlos y condensarlos, siguiendo la ley del continuo, la idea de romper con las expectativas y poniéndole el nudo al regalo que nos dan, que finalmente es una sugerencia con doble filo: no pienses. Si piensas vas a llegar a darte cuenta, a ver claramente una sola cosa: la claridad es intolerable. Recordemos las palabras de Bolaño en una entrevista: "el verdadero éxtasis quema." 

     Utilizando los recursos de Richard Feynman, podemos ahora decir que la hipótesis o el intento de adivinar lo que hacen está puesto, ahora sólo hace falta realizar experimentos para demostrar si es cierto o no. 
     La diferencia es que aquí no utilizamos el método científico puesto que no estamos lidiando con la Naturaleza, sino con algo que Carlos Fuentes describe como contra-natura: la escritura. Y él mismo se lo ha dicho a José Donoso en una llamada: "En América Latina no existen materiales tuyos o míos; no seas tonto. ¿No te das cuenta que estamos todos escribiendo distintas partes de la misma gran novela latinoamericana?" Y además es algo que le dice específicamente a un escritor chileno. Algo que inevitablemente tendrían que aprender los escritores venideros en América Latina. 
     ¿Y por qué introducir a Vila-Matas, un español? Porque alguien tiene que ver también las cosas desde lejos, poner la perspectiva distante porque los demás, por la misma cercanía son en cierta medida miopes. Igualmente Villoro, para lograr tener ese contacto cercano con Bolaño y Vila-Matas, se va de México a España también. No olvidemos que estos tres escritores crearon desde España. Cuando Bolaño escribe sobre las muertas de Juárez("2666"), lo hace desde España. Cuando Villoro escribe sobre el lavado de dinero en México("Arrecife"), lo hace desde España, específicamente Cataluña.


     Sé que hay una desviación respecto a la lectura de la breve obra de Aira, sin embargo en ella dice algo contra lo cual el grupo de escritores arremete indirectamente: "Daba lo mismo que hubieran entendido o no, porque lo aprobaban todo por igual." La idea es que el lector, la población en general, con su tendencia(y la sugerencia que ellos dan) a no pensar("Las nuevas generaciones, alimentadas a televisión"), ya no actuará, sino que se volverá pasiva en su totalidad. Cualquier Presidente de cualquier País podrá anunciar en cualquier momento cualquier cosa que se realizará, por desproporcionada que parezca, y nadie pensará ni hará nada contra ello, pase lo que pase, sienta lo que sienta, porque ya habrá sido derrotado de antemano. Hay que hacerse entonces las preguntas centrales de "El pequeño monje budista": ¿Se es una entidad tridimensional prefabricada? ¿un mero producto capitalista ya programado de antemano para llevar a cabo una función -incapaz de salirse del camino que ha sido programado-? Y a pesar del énfasis, lo único que se oyen son los grillos: "Daba lo mismo que hubieran entendido o no, porque lo aprobaban todo por igual." / "en vez de apremiar, el tiempo se plegaba, magnánimo, a todas las interrupciones." Vale la pena destacar que este modo de actuar en la escritura ya no coincide en absoluto con el boom latinomericano, que se puede empezar a delinear la frontera de lo que está ocurriendo en la Literatura al día de hoy, ya sin el realismo mágico y la noción ingenua y además patética de que la lectura ensancha la inteligencia.


     Durante todo un día, Napoleón Chirac y Jacqueline Bloodymary serán guiados por el pequeño monje budista, quien anhela irse a Occidente a desorientarse(entiéndase que desea desorientarse porque viene de oriente), disolverse en la globalización: "la globalización, que en la actualidad había hecho de todas las civilizaciones una sola. En el seno de esta cultura unificada sobrevivían, reponiendo el exotismo extinto, diferencias de niveles, por ejemplo, entre niños y adultos, o entre lo popular y lo culto. Aunque todo indicaba que estas alternativas eran una y la misma, con los niños, lo popular y lo humorístico por un lado, y por el otro lo adulto y culto y serio." Un espacio-tiempo en el cual ya no es posible existir con una cultura independiente, en donde inevitablemente alguien se va inmiscuir en tus asuntos, y de no comprenderlos los racionalizará, desintegrará en partes a través del método de Descartes con el fin de mezclarlo en la mismísima nada. La obra de Aira se presenta quizá como un ataque contra la globalización, aparece como un país -con personajes extremos, con sus peculiaridades y su original cosmogonía- al que compramos un boleto para ir a visitar y no es posible saber qué va a ocurrir una vez ahí, a pesar de las expectativas occidentales que pudiéramos tener(nuestros amigos no nos mandan postales desde los libros que leen) : "la idea convencional o prejuicio de un extranjero no tiene por qué coincidir con la realidad y en general no lo hace." 
     Llegarán al templo budista en donde Napoleón Chirac, fotógrafo, quien ha elegido con el clic dejar que una máquina haga el trabajo por él de manera instantánea -se proyecta la pasividad nuevamente-, y Jacqueline le contará al pequeño monje cuán infeliz se siente con su matrimonio. "en el tramo de Historia que a él le había tocado vivir todo apuntaba a lo fugaz. Las nuevas generaciones, alimentadas a televisión, no estaban acumulando tiempo, y sin una reserva de tiempo el arte no existía. Sus fotos necesitarían muchos años para `madurar` y rodearse de ese halo de mundo perdido que hace valiosa una obra. Y para entonces, si las cosas seguían así, el gusto del público ya estaría fatalmente degenerado." Jacqueline le confiesa, con lágrimas en los ojos al pequeño monje, cómo se siente; pero es irrelevante, porque hace falta la acción. Jacqueline decide permanecer en su situación(punto). El monje le dice algo entonces sobre lo que se dice y no se dice: "El lenguaje articulado era insustituible. Lo que no se decía con palabras y con frases bien construidas, no se decía." / "La materia lingüística no era secundaria a los sentimientos o a la ´expresión´; al contrario, era primordial, todo empezaba y terminaba en ella."
     En el templo, de pronto aparece una patrulla que viene de la embajada francesa. Inmediatamente rescatan a Napoleón Chirac y a Jacqueline Bloodymary del hechizo en el cual habían entrado. Se les revela la verdad: el pequeño monje budista era en realidad un espectro tridimensional, un producto coreano que se había hecho para entablar relaciones con los humanos, y se lo había programado con un vasto conocimiento sobre la cultura occidental, puesto que "Los creadores del Show del Pequeño Monje Budista habían pensado el producto para la exportación, sin la cual no era económicamente viable."

"un camino de mil leguas empieza con un paso."

O.G.C.

jueves, 22 de agosto de 2013

Lectura de "Yo era una chica moderna", por César Aira

   

     El interés que tuve en un principio por César Aira se debió a escuchar su nombre de la boca del escritor chileno Roberto Bolaño en una entrevista. Cuando a Bolaño se le cuestiona sobre qué novela es la que viene, la novela del futuro, la novela que definirá la Literatura después de "Los detectives salvajes" o la todavía no publicada(en ese momento) "2666", Bolaño hace alusión a César Aira, Enrique Vila-Matas y a Juan Villoro. Personalmente pienso que entre estos cuatro escritores hay una complicidad de la cual no estamos aún enterados, ya intentaremos descifrarla con detenimiento más adelante.
     Por el momento hagamos el intento breve de saber un poco más de Aira que su nombre. Nació en 1949. Para estas alturas del año 2013, César Aira es un hombre de 64 años. Es Argentino, y en casi todas las solapas de sus libros encontraremos la graciosa y repetitiva frase: nació en Coronel Pringles, provincia de Buenos Aires. Además de tener una vasta obra publicada -el número excede los noventa títulos, algunos con una sola edición perdida que ya nadie sabe si serán publicados de nuevo- en una variedad irracional de editoriales nuevas y diferentes. También ha sido traductor del inglés al español.
     Tuve oportunidad de escucharlo hablar durante una conferencia. Su manera de hablar esa la de alguien que se nota cansado, que arrastra lentamente las palabras y mira con ojeras -quizá desde un sueño- a su audiencia, agotado ya de dar explicaciones, de comprender que sus lectores casi siempre son personas a las cuales la Literatura apenas ha llamado su puerta y no personas que puedan hacer un juicio un poco más amplio de su escritura. Con lentitud y tranquilidad, se acomodaba en la silla, posaba su mirada en alguna parte del escritorio frente a él, y apenas encontraba las palabras adecuadas continuaba su discurso. Fue durante esa plática que supe cómo es que Aira escribe, cuál es su método, la ley del continuo. Probablemente no sea el nombre indicado, la palabra clave, en todo caso, es: continuo. Y en lo que consiste, para Aira, es en no retroceder a inspeccionar lo que ya se ha escrito, sino más bien seguir adelante con la escritura. "Porque el continuo, que es el impulso permanente de continuación, no se confunde con la continuidad. No hay una necesidad ideal que lo determine, diríamos mejor que es, paradójicamente, la secreta intervención del azar quien lo gobierna." Si acaso se comete un error o se escribe algo que no va con la lógica de la trama, ya se podrá remediar en otro momento, en la misma escritura que sigue, más adelante; pero debe permanecer, no ser borrado ni editado. Explicó que la razón por la cual tenía tantas obras publicadas era precisamente que, él escribía todos los días, aunque fueran dos líneas, pero que no podía tachar esas dos líneas y por la ley del continuo estaba obligado a continuar. La obra, por eso, tarde o temprano, quedaba terminada. Él será quien decidirá si ya está terminada o no. Un día decide que ya está lista y empieza una nueva. También compartió que no se apega mucho a los personajes, que si en algún momento se aburre de ellos, simplemente los mata o transforma en otra cosa. En esta novela leemos algo de eso: "Se mostraron muy metódicos y constantes, aunque es cierto que no se puede hacer sin esas cualidades." / "Habían empezado por lo menor, para ir avanzando hacia lo mayor. Eran metódicos, porque no hay otro modo de hacerlo, pero no tanto en los hechos, porque lo grande interfería con lo pequeño."
     Antes de dar por terminada la plática, se le permitió a la audiencia hacerle preguntas al escritor. Aira hizo una crítica de la sencillez técnica que poseen los cuentos de Julio Cortázar, y dio como ejemplo "Casa Tomada". Explicó cómo la magia de Cortázar consiste en ir construyendo algo para luego desaparecerlo, dejándole un vacío al lector, la sensación de que ha perdido algo. El primero que se levantó a cuestionarlo fue un hombre que se quejaba de la crítica que le hizo a Julio Cortázar. Con una actitud más bien de niño enojado, el tipo le dijo que cualquier cuento de Cortázar era mejor que todas las obras reunidas de Aira. Con una paciencia y hartazgo desmesurado, la respuesta de Aira fue primero un lentísimo gesto de asco, inhaló, guardando el aire y sacándolo casi en un bostezo. Y con el mismo aburrimiento que lo parecía hechizar, dijo: "Bueno... (una pausa y un suspiro más) es cuestión de gustos." El tipo lo siguió atacando, defendiendo los cuentos de Cortázar como si fuesen algo sagrado, haciendo relucir el punto que Aira probablemente deseaba tocar: ¿a qué se debe el hecho, que tú, ser que no conoces a Julio, estés defendiéndolo como si fuera tu amo? ¿qué razón hay, en realidad, además de tu fanatismo, para que lo defiendas con tanto ímpetu?
     Si en muchos diálogos se repite el mantra de "encontrar nuevos caminos en la Literatura"; en Aira se repite la originalidad de nuevos caminos en su obra, queda juzgar si es Literatura o no. Más allá de hablar sobre nuevos caminos -cosa que Aira no hace, ni mucho menos explica-, Aira se dedica a crear esos nuevos caminos, nuevos mundos y permitir al lector pasearse por ellos. La experiencia de leer "Yo era una chica moderna" deja al lector pasmado, en una confusión y comprensión de la misma magnitud. Uno termina de leer la novela y entiende lo que ha ocurrido; mas quedan lagunas en las cuales surgieron imágenes que se salían de la narrativa coherente y era necesario seguir leyendo para buscar comprender por qué no se entiende lo que se ha leído, para luego encontrar una respuesta insatisfactoria sobre qué pasó en uno o dos momentos en específico -como si alguien se pusiera a contar del uno al cien y dijera de pronto una palabra que nada tiene que ver con los números; pero nadie se atreviera a decirle que se ha equivocado, porque de todas formas llega al número cien-; y sin embargo se entiende, al haber leído la totalidad de la obra, prácticamente toda la superficie de la misma y mucho más. No me refiero con esto a que sea una lectura difícil, es más bien sencillo seguirle el hilo a César Aira, sólo que para hacerlo hay que ponerse en la misma mentalidad en la cual él se puso para crear: la ley del continuo. Hay que seguir leyendo hasta terminar. 
     "Yo era una chica moderna" es la historia de dos chicas que son mejores amigas. Una de ellas despierta en su cama diciendo que no recuerda qué pasó la noche anterior, no comprende por qué tiene el cuello arañado ni qué son las sustancias pegajosas que trae por el cuerpo. Con paciencia va narrando lo que recuerda, primero un sueño y luego en dónde estuvo durante la noche: en el bar más pequeño del mundo en Buenos Aires. Es difícil apuntar a un tema(hay muchos), ya que mientras se está leyendo algo tan simple como el hecho de que se está en un bar, de pronto ocurren cosas que parecieran hacer referencia a un juego de video en donde todo es posible. Mientras todo va bien, con una continuidad que se asemeja a la realidad, se van revelando elementos mágicos e imposibles. Con el título, por ejemplo, podemos pensar en el tema de la modernidad, presente de una forma breve en la obra. Las chicas, quienes van al bar en busca de novio, vestidas a la moda e inevitablemente siendo modernas, caen de pronto en la conclusión de que toda esa modernidad en realidad se debe a una sola razón: que la biología sigue vigente. Es decir, que a pesar de cómo se vistan, de qué palabras usen, de cuáles sean sus métodos para seducir y encontrar a su novio perfecto, la modernidad para ellas consiste finalmente en ser madres. En eso termina su búsqueda, en quedar preñadas y tener un hijo. 

     "Nunca lo habíamos hablado pero era el impulso fundamental que nos llevaba adelante, cuando todo lo demás nos detenía. Frágiles, "sexo débil", formadas en una cultura del confort y del menor esfuerzo, lo más lógico habría sido que nos estancáramos en la complacencia de un estado estable, cualquiera, el primero que llegáramos."

     De estas dos amigas, Lila ha estado en una relación de pareja con Roberto durante años. La pareja se ha dedicado a comprar muebles para la casa en la cual vivirán en el futuro, los cuales almacenan en el garage de la abuela de Roberto. Esa noche, Lila le anuncia a su amiga que Roberto a embarazado a otra mujer, y que por honor ahora él debe casarse con la chica que ha embarazado, que su noviazgo, en términos simples, ha terminado. "De pronto, en medio de una exquisita proliferación de sexo, drogas, alcohol, música, flores, todos se estaban aburriendo. Mis amigos aparecían como realidades, no como sueños."
     Las dos amigas, embriagadas con alcohol y ganas de venganza(justicia, como dirán ellas), encuentran en ese mismo bar -el más pequeño del mundo-, a la chica embarazada. La empujan al tocador y la asesinan. Ambas le introducen las manos por la vagina al cadáver, buscando, con sus escasos conocimientos de anatomía, el feto. Y bañadas en sangre lo encuentran. "Tengo miedo de que te caigas. Es posible que sufras sin saberlo de una enfermedad que se llama "desequilibrio nocturno"."

"-Es difícil, entender. Es difícil sobre todo porque interviene una lógica del pasado. ¡Suena tan antiguo, eso de la joven embarazada y las bodas reparadoras! Para decirte la verdad, había creído que esas cosas ya no pasaban. Pero evidentemente siguen pasando.
-La biología sigue en vigor.
-Quizás nosotras nos comprometimos demasiado con lo moderno, y perdimos de vista los hechos de la vida. Lo antiguo vuelve, como una venganza."

     Para sorpresa de ellas, el feto está vivo y se empiezan a encariñar con él. Lo nombran Gauchito, y con él se forma una familia nuclear lésbica: una de ellas toma el rol del padre, otra el rol de la madre y el Gauchito es el hijo.
     Uno pensaría que un crimen como el que acaban de cometer no pasaría desapercibido; sin embargo, a pesar de que la policía se presenta en el bar más pequeño del mundo y pareciera que han descubierto qué ha sucedido, la realidad es que los personajes siguen su extraño destino, el cual no coincide con la expectativa que el lector pueda tener. El Gauchito, por ejemplo, lanza sustancias que al tocar a sus adversarios, los quema y asesina. Una lectura nada menos que interesante; deja las ganas de leer la novela en su totalidad una vez más, para intentar comprender un poco mejor el terreno desconocido  -otro planeta- al cual Aira nos ha dado un tour guiado. 

"Por modernas, queríamos restaurar la antigüedad. Por antiguas, queríamos imponer lo moderno."

O.G.C.