miércoles, 7 de agosto de 2013

Lectura de "El Tercer Reich", por Roberto Bolaño

   

          Escribir o hablar de Roberto Bolaño de una manera objetiva, sin introducir nociones colectivas de éxito e ideas que lo adjetivan como un excelente escritor es ligeramente difícil porque su muerte todavía es reciente. Nació en Chile y vivió allí hasta sus dieciséis años, momento en que se fue a vivir a la ciudad de México. En sus años de juventud, junto con un amigo suyo llamado Mario Santiago Papasquiao, fundó una corriente poética llamada Infrarrealismo. En una de sus dos más celebradas novelas, "Los detectives salvajes", aparece Mario Santiago como un personaje más en la historia, lo llama Ulises Lima; en "2666" no me he enterado de que aparezca, quizá sea Amalfitano. Qué persona real representa a qué personaje ficticio es en gran medida infructuoso, sin embargo nos hace saber que es posible ver algo de la vida de Bolaño a través de su escritura. Pudiéramos entonces decir que su vida no es tan aburrida como aparenta, pues si bien contiene lo acontecido en "Los detectives salvajes" y "2666", es una vida, para su generación, de múltiples personalidades desplegadas en la realidad, en cierta medida extravagante. La realidad nos cuenta, más bien, que pasó mucho tiempo escribiendo. No fue sino hasta sus treinta y siete años que escribió "El Tercer Reich".
            Uno pensaría, con ese nombre, "Tercer Reich", que la trama anuncia generales y soldados nazi, descripciones de cada uno de los uniformes, escenas sanginolentas y crueles contra los judíos, una historia más en el embrollo de la Segunda Guerra Mundial; sin embargo, "El Tercer Reich", en la novela, es en realidad un juego de mesa al que el personaje principal es aficionado. Udo Berger se dedica con pasión a sentarse durante horas a luchar contra sus oponentes frente a ese mapa en el cual con fichas se va desarrollando la Segunda Guerra Mundial en diferentes maneras. Y aunque uno pensaría también que el juego es lo más importante de la trama, es sólo algo a lo que se pasa revista brevemente. La historia que Bolaño nos cuenta es la las vacaciones de Udo Berger y su novia, Ingeborg, a una playa en España. Es la primera vez que esta pareja alemana viaja en compañía el uno del otro. Udo piensa estar con Ingeborg y al mismo tiempo trabajar en la escritura de varios artículos sobre el juego, en los que describirá varias estrategias para otros aficionados. Es una playa que Udo conoce porque iba a ella de joven con sus padres, y se hospeda en el mismo hotel en el que se habría hospedado con sus padres muchas veces más de diez años atrás.


            La administradora del Hotel es una mujer que él todavía recuerda, Frau Else. Y al poco tiempo de haber llegado conocen a otra pareja de alemanes: Charly y Hanna. Es con esta otra pareja que empiezan a socializar para pasar el tiempo, más Ingeborg que Udo, yendo a discotecas y asoleándose. En los momentos en que Udo deambula solitario por el hotel, se encuentra muchas veces azarosamente con Frau Else y conversa con ella. Se entera de la enfermedad del esposo de Frau Else, quien tiene un cáncer inoperable que acabará con él antes de que termine el verano. Ocurren algunos eventos de importancia menor por los cuales conocen a dos españoles que andan buscando tirarse extranjeras: El Lobo y El Cordero. Udo se vuelve un tanto cercano con un tipo que les alquila unos patines, a quien le dicen el Quemado por tener la piel chamuscada, no se sabe por qué. Lo que sí se sabe es que el Quemado no es español, sino que viene de Latinoamérica, no nos dice de qué país, pero sugiere Perú en algún momento a través del nombre de un dios o guerrero Inca.
            A Bolaño le gusta aventarle listas a los lectores. En estas tres novelas que he mencionado antes hallamos párrafos con listas larguísimas de nombres que uno no sabe si continuar leyendo, si acaso tienen importancia o no, o si son dedicatorias sublimadas. También hace un énfasis sutil en la literatura alemana. En alguna entrevista, Bolaño hace un comentario desdeñando a los escritores latinoamericanos por creer que la escritura es un oficio fabuloso, él lo califica de otra manera y dice que quienes piensan que la escritura es un oficio fabuloso están en un equívoco de proporciones olímpicas. También nos habla en esa misma entrevista de cómo ve él a los hombres, por lo que fueron, y me parece que en gran medida es por eso que no es fácil adivinar cuál es el tema de Roberto Bolaño. No es sólo un tema; la violencia hacia las mujeres está presente en estas tres novelas. A Hanna, por ejemplo, Charly la golpea, mas no es lo mismo escuchar a Bolaño narrar esta ocurrencia que a una chica histérica a quien acaban de abofetar en la calle. La chica histérica centraría su atención únicamente en el evento espantoso que es haber recibido un golpe. Bolaño va un poco más allá e intenta ir exponiendo gradualmente qué fue lo que ocurrió(para entender al ser que ha realizado el acto), y en caso de no hacerlo así, el personaje mismo entiende por qué es así la cosa, y que no hay por qué hacer un escándalo. A pesar de traer un moretón en la cara durante más de la mitad de la novela, Hanna dice que Charly es así, que no hay nada que se pueda hacer al respecto, y que fue ella quien lo provocó. En las novelas de Bolaño vemos a personajes así, que traen manifiesto algo en la piel y la trama sigue a pesar de ello. El Quemado, por ejemplo, no detiene su vida o se esconde en una cueva para que nadie lo vea nunca más por tener la piel del rostro chamuscada, sino que al contrario, está presente de manera continua y amenazante, casi como desafiando a los quemados que sienten vergüenza de salir a la calle en su condición y a todos quienes sienten lástima por verlo así.


            Algo importante a destacar en las mujeres de Bolaño es que toman iniciativa para ir con los hombres que desean, y el amor es amor casi poético, no como él mismo lo pone al hablar de Hanna: "Hanna es una mujer dispuesta para el amor, según sus propias palabras, aunque cuando habla de amor su interlocutor tiene la extraña sensación de que está hablando de seguridad, más aún, de marcas de coches y de electrodomésticos." El mismo Bolaño se califica a sí mismo de poeta, que por lo menos leyó mucha, muchísima poesía. Probablemente haga una crítica a las mujeres que buscan solamente un matrimonio cualquiera, sin pasión, para sostenerse en un status social que no son capaces de sacrificar. Frau Else, por ejemplo, acepta sin chistar que anda buscando a Udo, y se entiende que le atrae, a pesar de ser 10 años mayor que él. El qué dirán no les es importante, sino satisfacer sus deseos, ya sean inmediatos o de seducción y prolongados. Frau Else es una calientabraguetas, según Udo, "mucho beso, mucho manoseo, pero nada más. Vaga presencia y vaga promesa." Esta libertad en la mujer se extiende también a los hombres, al esposo de Frau Else, por ejemplo, quien dice "Lo que haga o deje de hacer mi mujer es cuestión que únicamente a ella le incumbe." En la actualidad, esa seducción tridimensional, que ocurre en la realidad, ya se ha empezado a trasladar al territorio virtual. Con mensajes de texto por teléfonos móviles, Bolaño hablaría de una presencia nula y una promesa tan vaga que más bien es inexistente.
            Las relaciones de pareja pueden terminar en amistad en el mundo de Bolaño. Pareciera que no pudiera ocurrir, que fuera impensable hoy en día lo siguiente: "la decisión de seguir siendo tan sólo amigos es irrevocable por ambas partes y seguramente será más provechosa que nuestro antiguo vínculo. La diferencia entre una y otra situación, para ser sincero, no es mucha." Se han ido infiltrando conceptos y preguntas que no vienen mucho al caso: ¿Entonces qué soy? ¿Qué somos? ¿A dónde va esto? ¿Soy tu booty call? ¿Somos amigos con derecho? ¡Joder! ¿No pueden calmarse un momento! ¿Dejar que las cosas se definan solas ya como lo dice A.B.C. en alguna parte?: "No me pida que me explique; a medida que nos conozcamos, nos explicaremos el uno al otro, insensiblemente." Está bien que obren por sano egoísmo; pero con el descaro con que se hace hoy pareciera más bien que van vestidas de Pitufina, es decir, de puta fina. Bolaño le quita el falso misterio a la mujer, es posible comprenderlas: "Hasta el último momento creí que se quedaría. No, no es cierto, siempre supe que nada era capaz de detenerla, primero está su trabajo y su independencia." Se comunican con claridad. Frau Else hace a Udo prometerle que no la buscará, que se verán solamente cuando el azar así lo disponga. Es a través de estos juegos de seducción que hay una comunicación legítima para con la mujer, que acaso ya dejó de verdaderamente existir.
            Las amistades, en la novela, se prologan a pesar de que nos hace creer que son sólo pasajeras. "Amistades efímeras, vistas desde mi óptica actual, concebidas sólo para ahuyentar la más mínima sospecha de aburrimiento." Otro rasgo es el de los personajes principales, quienes a pesar de estar involucrados en su vida, para con quienes coexisten, al final dicen siempre que les da lo mismo. "Asentí. Me daba lo mismo." Es así como se mueve Bolaño por la escritura, con personajes que no saben muy bien si están haciendo lo correcto; pero que están ahí y reaccionan aunque no les importe un carajo lo que pase. Roberto Bolaño y Juan Villoro eran amigos, pienso que hay una correlación no azarosa en el uso de algunos nombres en sus novelas.



            En esta novela, ya para 1989, aparece como personaje ficticio Mathias Müller: M. Müller. Y en "Arrecife", de Villoro, aparece Mario Müller: M. Müller. ¿Quién es M. Müller, a quien ambos conocen? Por el apellido podemos intentar descifrar algo. Quizá haya sido un maestro o amigo de Villoro, algún conocido que tenía en Alemania. Juan Villoro estudió en el Colegio Alemán, en la ciudad de México, y conoció a Roberto Bolaño en un taller de escritura en la misma ciudad. Roberto Bolaño hace énfasis, repito, en la literatura alemana de manera constante. En "El Tercer Reich" nos lanza una lista de escritores alemanes, en "2666" dedica toda la atención de tres personajes que buscan a Benno von Archimboldi, un escritor alemán e incluso nos habla sobre Benno. No sé cuánta relación haya tenido Bolaño con los escritores alemanes, en "El Tercer Reich", a través de Udo, nos dice que le gusta Goethe. Es importante pensar que fue en Alemania donde se inventó la imprenta, es el país en el que no se ha detenido la imprenta durante ya más de cuatrocientos años. Prácticamente todos los pensadores, filósofos, físicos y matemáticos rigurosos han salido de Alemania o la zona germánica: Immanuel Kant, Albert Einstein, Sigmund Freud, Max Planck, Gustav Hertz, Goethe, Schopenhauer, Nietzsche, Wittgenstein, etc. Inglaterra nos ha dado a Bertrand Russell y a Isaac Newton; pero todos los demás países con lenguas romance se han dedicado a hacer Literatura, a hacer poesía, a hacer cosas que no tienen mucha trascendencia ni rigor científico, se han dedicado más bien a andar deambulando la mística y el oscurantismo. 
        Me parece ver, en Bolaño, un intento de traer la ideología germánica a Latinoamérica, una ideología más práctica y efectiva. Latinoamérica adquirió prácticamente toda su cultura de España, y es una lástima porque España de cultura tiene muy poco, era una monarquía religiosa; Alemania tiene mucho más que ofrecerle a Latinoamérica que España. Roberto llega al extremo de escribir que la literatura alemana es la que "se escribe con sangre". También en un punto traza algo importantísimo, mas lo camuflea muy bien: "Luego comprendí que Ingeborg había sentido vergüenza de mí, de las palabras que yo decía, y fue como si un abismo se abriera a mis pies." Es un acto aclaratorio, no es posible andar en un abismo y al mismo tiempo compartir la vida con alguien que siente vergüenza por lo que uno piensa. En muchos casos, el tipo romántico(no alemán) prefiere abandonar sus proyectos y callarlos para no hacer sentir vergüenza al Otro; el alemán opta por defender sus principios y machacar esa vergüenza sin piedad. Alemania tiene mucho que enseñarle a las mujeres de América Latina, muchas de las cuales se despliegan como estúpidas y todo les está permitido sólo porque se las entiende delicadas. De lo que dice de España puede decirse también de México y América Latina: "El pueblo estaba sumergido en una especie de bola de cristal; todos parecían dormidos(¡trascendentalmente dormidos!) aunque caminaran o estuvieran sentados en las terrazas." 
         Lo que Bolaño parece sugerir es "un cambio instantáneo en el orden de prioridades." No obstante sabe que no puede ser instantáneo y por ello se toma cinco años para terminar de escribir "2666", por ejemplo. Sabe que se trata de un largo proceso de asimilación por parte de toda una sociedad necia que quizá ni se tome la molestia de realizar nada. Se lo dice Frau Else, "Me asustas. Actúas como niño irresponsable. No sé si eres capaz de verlo todo o si estás ciego." Por la misma línea puedo notar cómo Bolaño idolatra a las mujeres alemanas y desea tratar mal a las españolas y latinoamericanas. Con Frau Else se derrite; pero con la tipa que hace el aseo de su cuarto, Clarita, Udo se pone caliente y quiere arrodillarla a la fuerza y obligarla a que le chupe la verga y el culo. "¿Cómo conjurar este poder que tan de improvisto es capaz(Clarita) de desencadenar en mi interior?" Esas mujeres, según parece, no son dignas del éxtasis, de enamorarse verdaderamente, son como Hanna, mujeres que al hablar de amor, sin darse cuenta también hablan de marcas de electrodomésticos.

O.G.C.

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