martes, 6 de agosto de 2013

Lectura de "Plan de Evasión", por Adolfo Bioy Casares(A.B.C.)

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"La vida en estas islas justifica toda desesperación."

Hace falta solamente realizar dos o tres relaciones para darse cuenta que Bioy ha escrito, sencillamente, sobre nuestro futuro. Si acaso al visitar a cualquier falsa pitonisa con aires de gitana, olor a incienso y una bola de cristal con foquitos de colores majestuosamente incrustados, se suele decir que sus mensajes son crípticos, Adolfo no queda tan lejos de llevar la peluca de largos risos negros puesta, listo para que nosotros leamos lo que nos espera. La diferencia entre el patetismo de la pitonisa de circo y Bioy radica en el contenido del mensaje. Hasta ahora nadie me ha contado una lectura del futuro en la cual se verá envuelto en una prisión perpetua, y menos en una prisión en la cual se sentirá libre(en caso de no ser un conejillo de indias, los cuales ayudan a preparar el camino para construir esa prisión inmaterial).

Con el fin de ayudar a focalizar la atención del lector en Bioy, ajustemos un poco nuestro lente con sus palabras: "Una vez Nalé Roxlo me comentó que "Plan de evasión" le había parecido menos divertida que "La invención de Morel", pero lo dijo con un retintín, como diciendo: <<A lo mejor la otra te la dictó Borges.">> La verdad es que por entonces yo ya era un escritor bajo palabra y mis libros no tenían ninguna repercusión. Muchas veces he pensado en la frase latina Habent sua fata libelli [Los libros tienen su propio destino.]" Con ello podemos entender dos cosas fundamentales: 1. Bioy era amigo cercano de Jorge Luis Borges; y 2. Bioy, como escritor, pasó en cierta medida desapercibido para sus contemporáneos. La consecuencia lógica de unir el primer párrafo con este es concluir lo obvio: el tiempo de A.B.C. se está acercando. Como reacción ante la posibilidad de un Estado totalitario, la tendencia común es hablar de "1984", de George Orwell, publicada en 1949; sería, en mi opinión, mucho más exacto hablar de "Plan de evasión", publicada cuatro años antes, en 1945, ¿escrita durante la Segunda Guerra Mundial? 

Leamos el siguiente fragmento del libro en sus dos interpretaciones, hablando del personaje que llega a instalarse en la prisión durante un año, mientras se resuelven no sé qué cosas sin importancia en Francia: "Confundido por el espanto de vivir en una prisión, no hacía distingos: los guardias, los presidiarios, los liberados; todo le repelía."; Luego mi lectura de esa misma oración: Confundidos por el espanto de vivir en una prisión, no hacía distingos: los amigos, la familia, los desconocidos; todos están o tienden a lo mismo en el juego. Ninguno de nosotros es un héroe, ni adecuado o inadecuado, para lograr tener incidencia en las catástrofes que nos ocurren. En esa medida somos los conejillos del laboratorio global, de los seres humanos ya parcialmente transformados, pero lo suficientemente mutados, quizá mutilados, como para no poder volver atrás.

La trama de la novela toma lugar en tres islas, que en su conjunto se les llama -triste e irónicamente- Las islas de la Salvación, localizadas a once kilómetros de la costa de Guayana Francesa. En ellas hay una prisión, regida por el gobernador Castel, personaje que se vuelve un misterio gracias a las cartas que el personaje principal, Nevers, le envía a un tío suyo en Francia(el Narrador). El gobernador pasa todo su tiempo en la Isla del Diablo, con un número patético de prisioneros políticos, lejos de los demás prisioneros, número que ronda los setecientos, que se encuentran en las otras dos islas.


En su totalidad es una lectura tediosa y aburrida, como todo lo genial, según Salvador Dalí. Ahora bien, no significa que no posea breves impulsos que ayuden a meter el cambio en el motor de los ojos y acelerar nuevamente la lectura. Mientras que pareciéramos ir, como lectores, deslizándonos en un coche desde la cima de una montaña, dando continuas vueltas, hasta llegar a la base, se notan de pronto aceleraciones que no coinciden con la mera gravedad ordinaria, sino que nos sabemos cruzando el umbral de algo más. ¿Quién no puede identificarse y sentir ya la adrenalina, por ejemplo, al leer: "Imaginó que estaba condenado a esas calamidades por haber permitido, sin resistencia, que dispusieran de su destino."? Es por ahí donde va la cosa, por cómo cada uno de nosotros(en el contexto del presente que nos circunda) se siente más bien necesariamente prisionero de un destino que nos sobrepasa, incapaces de luchar contra él por la inmensidad del esfuerzo que todo, aparentemente,  sugiere es requerido para dar inicio a cualquier plan de evasión -verdadero plan de evasión-. La arquitectura de una ciudad se nos presenta, por ejemplo, como un arte de perro ovejero transfigurado en paredes, esquinas, alturas y colores. A todo lugar arrastramos la prisión en nosotros: "en todas partes, el horror de ver presidiarios, de mostrarse libre entre presidiarios."; entiéndase la libertad también como prisión.  La autoridad no tiene que estar ya presente para que todos seamos sus agentes. Apenas algo se sale de la norma -se dice algo raro, algún desconocido se nos acerca, se nota algo poco común, nos involucramos en una conversación con otro léxico o se nos da una invitación para pasear fuera del sendero- , vamos corriendo a chismearle a nuestros supuestos amigos(compañeros de celda), y ellos se encargarán, también por el mismo impulso de mantener todos los actos de la prisión transparentes, de hacérselo saber a las autoridades pertinentes.

Saber el final de un libro no significa nada. Pensar el libro significa todo. Un libro no termina cuando terminamos de leerlo. Quien se entusiasme por descubrir el enigmático final de cualquier historia que se sepa presidiario de manera instantánea, quizá sin escape, con ya una transformación total. Castel, en la isla del Diablo, había estado trabajando en secreto para alterar la percepción del mundo(de la celda) que tienen los prisioneros. "Todas las especies animales que aloja el mundo viven en mundos distintos. Si miramos a través del microscopio la realidad varía: desaparece el mundo conocido y este fragmento de materia, que para nuestro ojo es uno y está quieto, es plural, se mueve. No puede afirmarse que sea más verdadera una imagen que la otra; ambas son interpretaciones de máquinas parecidas, diversamente graduadas. Nuestro mundo es una síntesis que dan los sentidos, el microscopio de otra. Si cambiaran los sentidos cambiaría la imagen.

Castel imaginó devolverles a los prisioneros la libertad en sus propias celdas, haciéndoles operaciones en los ojos para que vieran los colores pintados en las paredes como grandes distancias, les hizo pensar que el concreto fuera de la celda era un inmenso mar que no podían atravesar, quitó el techo de las celdas, les alteró la manera en que perciben el transcurso del tiempo y les hizo creer que los seres humanos eran monstruos(¿qué pasaría si se vieran ellos mismos en un espejo? ¿se sabrían que son monstruos como nosotros ya no podemos vernos tal como somos: monstruos?

Una de las claves más importantes está en esta breve oración: "Si cambiaran los sentidos cambiaría la imagen." ¿No han ya cambiado los sentidos casi completamente? Aunque miramos a través de los mismos ojos, el más del tiempo miramos el mundo a través de una pantalla, o de una ventana, o de un vidrio que nos cubre del viento mientras conducimos un auto; a pesar de seguir escuchando por los mismos oídos, la música viene de bocinas, ahogamos nuestros gritos, nos alejamos del verdadero sonido y sólo en algunos lugares especiales podemos escuchar a una orquesta desplegando una sinfonía. Nuestros sentidos, en términos rigurosos, ya cambiaron. Y por ello, también nuestra imagen del mundo. ¿A conveniencia de quién se ha hecho este cambio? ¿De nuestra propia e individual seguridad? ¿De la del colectivo humano en su totalidad? En ambos casos la respuesta correcta es no. Hay un gobernador Castel en nuestra realidad, que con grave conocimiento de sus presidiarios, nos ha ido acarreando con sus inmóviles perros ovejeros, transfigurando a cada uno de nosotros con su capacidad para maniobrar la geografía e infinita paciencia. "Toda fantasía es real para quien cree en ella." La magia del Castel  que nos moldea reside en no aparecer, en que sólo vemos su efecto sin poder salir de él, casi como una consecuencia lógica y necesaria: nuestro encierro al aire libre. Nos ha quitado el freno del diseño del coche, nos ha puesto a una velocidad que no podemos alterar y lo único que queda es ir moviendo el volante por la carretera que él mismo ha dispuesto.

"No les faltaba coraje para hablar; le faltaba coraje pare enfrentar las consecuencias de lo que decía. Se declaraba desinteresado de la realidad." Como dice Bioy de los prisioneros que volvieran a sus rutinas anteriores, a sus vidas pasadas, donde los Otros sabrían que vuelven de una prisión: estaríamos marcados. El mismo Adolfo se incluye al escribir: "donde hay tanta llave, tanta cosa cerrada con llave. Pensar en una rebelión era absurdo;. Bienvenido a la breve conciencia de tu situación. "Vivir en una cárcel pudo enfermarlo. La conciencia y las cárceles son incompatibles." Entiéndase breve, porque vuelves a ella, a la prisión, donde no hay conciencia.


O.G.C.

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